Rey de los huevos.

156 13 0
                                    

No podría decir a ciencia cierta cuanto tiempo estuvimos en esta posición ¿20 segundo, 5 minutos, 1 hora? Era irrelevante en este momento, lo único que importa es que la mujer en mis brazos se sienta bien, que pueda desahogar años de frustración y penas.

Robin: jeje *snif* creo que ya estoy mejor Cris *snif* —parlaba mientras rompía el abrazo con el peli rojo, dejando una mancha de humedad en el hombro— oh... yo lo siento Cris, no quise ensuciar tu ropa.

Cris: ¿Qué? Esto —sujetando la zona afectada— eso no importa, se puede lavar y además tengo más así que ¿Qué importa? —Desestimando todo, se encogió de hombros, mirando a los ojos de la mujer mayor— lo importante es ¿cómo te sientes tú?

Robin: pues *snif* mucho mejor, venia guardando esto desde hace tiempo y creo que solo colapse... —comentaba mientras se pasaba un pañuelo por la cara, secando sus lágrimas— jeje, mírame... soy una mujer mayor con la suficiente edad para ser tu madre, y aquí me encuentro en una posición deplorable frente a alguien que podría ser mi hijo... —hablo con un poco de burla en su voz, tratando inútilmente, de calmar sus ánimos—

Cris: puede que tengas la edad para ser mi madre, pero todos tenemos que desahogarnos por lo menos una vez en nuestras vidas, así que cambia esos ánimos, porque si ese imbécil no quiso estar contigo se lo perdió, ahora tienes a un hombre que en verdad te ama por quien eres. Así que no llores por alguien que no vale la pena ¿okey? —mirándola a los ojos, conforto a la fuerte mujer con un cálido abrazo, que rápidamente fue correspondido con toda la fuerza de esta última—

Había algo a aclarar, lo de fuerte mujer no era un simple título o algo por el estilo. Robin es fuerte por derecho propio, quizás no tan fuerte como Pierre, quien al ser un ex boxeador tiene una fuerza descomunal, pero cargar grandes palos de maderas y levantar una casa por ti sola. Por lo menos Robin seria lo suficientemente fuerte como para partir una sandía en dos con la manos como mínimo.

Así que al escuchar un crujido de la espalda de Cris, fue muy esperado, pero no menos sorpresivo.

Robin: ¡Hay Cris! Lo siento mucho —hablaba mientras soltaba el abrazo, mirando como el susodicho se agarraba la espalda con dolor— y-y-y-yo no controlo mi fuerza y-y-y...

Cris: no te preocupes Robin —comento mientras se acomodaba— si bien me dolió no fue para tanto.

Robin: pero tu espalda Cris.

Cris: nah... detalles, tengo que mantener una granja, mi espalda ya tiene gran resistencia al dolor, así que no te preocupes ¿bien?

Robin: bien...

Cris: —levantándose— entonces vamos.

Robin: ¿adonde? —pregunto curiosa—

Cris: pues a que más, a remodelar mi casa, eres la experta y esto no se reparará solo, y además necesitas distraerte y que mejor si es en algo que disfrutas —termino con una sonrisa—

La cara de Robin se empezó a iluminar, mientras que con gran júbilo se levantaba de la silla y salía con dirección a la puerta, a comenzar con su nuevo proyecto.

Robin: que no se dijo mas ¡¡VAMOS!!

Sin duda era mejor verla con los ánimos de siempre.

Ella no exagero cuando dijo que la casa estaría en dos días.

En pocas palabras Robin era una maquina al trabajar, su velocidad y precisión con el martillo eran alucinante, sus cortes precisos y en general su trabajo era perfecto, normal que todo el pueblo cuente con sus servicios y que sea tan cotizada en ciudad Zuzu.

Y aunque intente ayudar, solo fui un estorbo, es como el dicho más ayuda el que no estorba, pues aquí se aplicaba perfectamente, luego de unos 30 me di cuenta que solo estorbaba, así que decidí ocupar mi tiempo en la granja y atender los pedidos que Robin tuviera. Y así, en exactos dos días, la casa fue reparada.

Reinició, una nueva vida (Stardew Valley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora