𝐈 𝐰𝐢𝐥𝐥 𝐛𝐞 ᎻᎬᏒᎬ.

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Llegaron al hospital. Fue un largo camino para ambos pero finalmente habían llegado. Reborn bajó con el menor en brazos, los paramédicos se lo llevaron a una sala de cuidados intensivos y desde ese momento comenzó a creer en dios como no había hecho nunca, pidiendo con todas sus fuerzas que se pudiese mejorar. Las cosas no se veían con un buen final y al ver al médico acercarse cuando ya habían pasado las horas no le daba buena pinta. Pasaron los días y un par de semanas terminaron de transcurrir, el pequeño seguía en el hospital debido a las quemaduras y su estado desnutrido y mal cuidado, pero el policía lo iba a ver todos los días para darle compañía y tranquilidad, sin importar que no hubiese charla ni interacciones. Sabía que podía escucharlo y sentirlo, y le daría su apoyo incondicional hasta que todo mejorase.

Entre sus manos acomodó una bolsa de regalo y entró a la sala donde Luzu estaba, sonriendo cuando lo vió

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Entre sus manos acomodó una bolsa de regalo y entró a la sala donde Luzu estaba, sonriendo cuando lo vió. —Hey, ¿cómo te sientes? —preguntó y se sentó en una silla a su lado, mirándolo.

El omega alzó la mirada hacia él. Su cuerpo cubierto de vendas no le dejaba moverse bien pero no le importaba demasiado cuando se trataba de acercarse a su querido poli favorito.

¡Papi Reb! —exclamó, gateando hacia el borde de la camilla, cuando estuvo lo suficientemente cerca, el contrario rió, besándole la frente.

Venga acuéstate, te tengo un regalo, ¿quieres verlo? —con una sonrisa y un par de suspiros lo ayudó a recostarse una vez más, cuidadoso. Aún así, Luzu solo se sentó y dejó sus piernas colgando, moviéndolas con emoción en el borde de la camilla. Soltó un toque de su aroma y le sonrió.

¡¿Para mí?! ¿Qué es?

Claro que para ti tontito. —rió suave. Tomó la bolsa de regalo que estaba en el suelo, a un costado de su silla, para así sacar de ella un peluche de tigre. Se lo extendió con una sonrisa pequeña pero ilusionada de que le agradara su regalo. Acomodó la bolsa sobre sus piernas. —Tambien te traje unos dulces... —le miró unos momentos antes de sonreír una vez más. —¿Te gustó?

Sorprendido y sonrojado, el niño abrazó al peluche. Con emoción chilló, pero al olfatearlo olía feo. Sin ninguna pizca de vergüenza, lo frotó al alfa para que tuviera su aroma a tabaco y luego volvió a abrazarlo, más cómodo y familiarizado con la esencia.

¡Gracias papi, es precioso! —de inmediato agradeció, besando la cabeza del peluche.

Entre risas, el teniente acarició la cabeza del niño, revolviendo su cabello brillante y cedoso. —Hoy ya nos podremos ir a casa, yo voy a cuidar de tí, peque. —sonrió suave mirándolo a los ojos, esos pequeños e inocentes ojos azules. Se sentó a su lado en la camilla, acomodándose sin querer molestarle mucho. Para su sorpresa, el menor se acercó a él y se apoyó de su brazo, mirándole.

¿Hoy? ¡Pero no quiero irmeeee! —se quejó, bufando. —Auroncito me trata muy bien y me trae la comida que me gusta...

Murmuró caprichoso, refiriéndose a su enfermero favorito. Reborn le revolvió el cabello una vez más.

█▓▒░"𝐋𝐢𝐭𝐭𝐥𝐞 𝐩𝐨𝐥𝐢𝐜𝐞𝐦𝐚𝐧"░▒▓█ || «Luzuborn»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora