# 4 · D de Disputa ·

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¡Hola! ¡Hola!

Por Mavis. ¡Tres meses sin actualizar!

Pegadme.

Adelante.

Soy toda vuestra.

Lo merezco.

Aunque...

He de decir...

Que este capítulo...

Tiene más de 6K PALABRAS.

¡En mi vida había escrito un solo capítulo tan largo!

Así que la espera vale la pena, ¿no?

¡Perdonadme!

En fin. ¿Qué decir de esto?

Me ha costado. Me ha costado mucho. De alguna manera estoy empezando a ser más estricta con mis propias historias y quiero que salgan lo más perfectas posibles, y aún así... ¡No termino de verlo tan genial como para tardarme tres malditos meses y horas de sufrimiento en acabarlo! Llorando me hallo.

Aún así, como siempre, espero que os guste, y me comentéis que os ha parecido.

PD : Aviso que hay algunas escenas subiditas de tono, pero nada fuera de lo que sería "Para todos los Públicos". Podéis leerlo con tranquilidad.

¡Nos leemos abajo!

# 4 · D de Disputa ·

· ~ · ~ ·

- Lárgate Natsu. No lo repetiré de nuevo. - habló la joven muchacha mientras fulminaba con la mirada al chico frente a ella.

- No lo haré. - contestó él de la misma forma. - Tenemos que hablar, te guste o no.

Lucy cerró los puños con fuerza deteniendo así las enormes y repentinas ganas que le entraron de asentarle un buen golpe en la cara. Quería llorar, gritar, romper algo, pero no quería hacerlo en ese momento, no frente a él.

No más humillaciones.

- ¿Se puede saber qué demonios te pasa conmigo? - preguntó el joven mago caminando hacia ella. Detuvo sus pasos sorprendido tras ver como ésta se apartaba rápidamente dándole la espalda y alejándose de él. Su mandíbula se tensó. Ella no contestó. - ¡Te estoy haciendo una maldita pregunta!

La rubia frenó en seco al escuchar aquellas palabras. El tono grave de voz que había usado junto con la dura exigencia, la sorprendieron ligeramente. Su cuerpo comenzó a temblar debido a la rabia acumulada en ella y que sin mucho éxito intentaba controlar.

Pasaron unos pocos segundos y tras escuchar nuevamente su nombre en boca del chico, supo que no podía más. Era el momento de explotar.

Con rapidez giró la cabeza hacia atrás para encararlo y seguidamente caminó hacia él.

- ¿Quién te crees que eres para exigirme nada? - acusó mientras le daba un pequeño empujón. - Vienes a mi casa, por la noche, sin permiso alguno, ¿para qué? ¿Para gritarme? - preguntó. Su ira aumentó al ver como el chico no se resistía a sus empujones. - ¡No quiero hablar contigo, ¿me oyes?! ¡No quiero hacerlo!

Finalmente la espalda de Natsu chocó con la pared generando así un golpe sordo en el lugar. Sus verdosos ojos se habían mantenido fijos sobre la chica en todo momento, viendo, oyendo y también sintiendo cada gesto y cada palabra que con furia salía de ella. Observó como el pecho de Lucy subía y bajaba a causa de la agitada respiración que usaba. Estiró su mano con intención de tranquilizarla, pero ella, tras notar la leve caricia, se apartó con rapidez.

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