Familia

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Un joven y guapo Rael Kertia pasaba cerca del jardín de la mansión del noblesse, soltó un salto al escuchar los ruidos de una batalla, alarmado se movió ala velocidad que lo característica hacia el lugar de donde provenia el sonido. Grande fue su sorpresa al ver ala primogénita del noblesse entrenando con su padre, - no creas que por ser mi hija te lo voy a dejar fácil, Raisa-, la lanza oscura rugía por tener contacto con la preadolecente frente a ellos, - lo sé, padre - dijo mientras limpiaba su frente sudorosa y atacaba con sus puños, aunque estaba claro que podía usar campos de sangre, pero eso solo lo hacía cuando los practicaba con su madre, aunque el entrenamiento fue su idea, su madre se negó rotundamente a ayudarla a practicar su poder como la próxima noblesse, (pero con el tiempo lo logro convencer).

Además, la mirada de la joven visualizo al guapo líder de clan, quiero impresionarlo. Soltó un puñetazo en el estómago de su padre, el cual fue devuelto por una patada que la dejo fuera de combate. Ciertamente Raisa era una peleadora nata, y con solo  128 años podía darle pelea a Frankenstein. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Rael, sin duda alguna aquella niña era una sádica igual que su padre. Raisa solo quería ser igual de fuerte que su mamá, además que con un hermanito en camino, ella tenía que ser fuerte, sin duda alguna.

Raizel tenía el ceño fruncido y un puchero en sus labios al ver el entrenamiento de su hija, no le agradaba que su hija hiciera eso, le recordaba cuando Frankenstein entrenaba con los antiguos líderes de clan, siempre regresaba lastimado. Acariciaba el pequeño bulto en su estómago mientras miraba el pequeño combate, cuando tuvo relaciones con Frankenstein hace un par de meses atrás no pensó que terminaría así, no le molesta en lo más mínimo tener otro hijo, es solo que, no quiere que tengan que convertirse en el próximo noblesse, además, no siente que merezca esto, cree que es demasiada felicidad para alguien como él. Se levantó para ir a ver a su hija que luchaba por levantarse, - Raisa, Frankenstein - su voz tan tranquila y dulce como siempre hizo que tanto padre e hija lo miraran, ambos mencionados entendieron, y Raisa dejo de sobre esforzarse y se desplomó rendida en la tierra, el rubio mayor la cargo y la llevo a su habitación.

Raisa sabia que, a quien engaña, ella sabía que Seira y Rael estaban casados, pero cuando vio a la líder de clan llegar a su casa con un bebé en brazos, se sintió estúpida, ¿qué pensaría su padre? Él la educaba con la lógica y razón, y a pesar de saber que Rael es mayor que ella por 200 años o más y que está casado, en serio se sintió atraída a él. La híbrida soltó un suspiro y se acercó para ver al próximo líder de clan, (aunque no sabe con seguridad a cuál clan representara), - se llama Ragnar - dijo Seira mientas se lo enseñaba ala mestiza a su hijo, en ese momento entendí, que mi amor no era correspondido.

El embarazo fue un poco más difícil que el de Raisa, Raizel por alguna razón no quería separarse más de 30 centímetros de su pareja, siempre juntos, inseparables. Y eso empeoro en los últimos meses de embarazo.

Raizel estaba en la sala peinando a Raisa, sus cabellos era como el de Frankenstein, ondulado y rebelde, de un color negro como el de él, pasaba el cepillo por el largo cabello de su hija, empezó a tenzar el cabello en una gruesa y larga trenza. El rubio entró con una bandeja con té y galletas con chispas de chocolate, tanto a Raisa como a Raizel les gustaba el azúcar, cuando Raisa era pequeña Frankenstein lo entendía, a todos los niños les gustan los dulces, pero adquirió un gusto extremo por el azúcar y el ramen, justo como el noblesse.

En la sala se encontraba toda la familia, sentados alrededor de la chimenea, comiendo galletas y bebiendo té mientras Frankenstein leía Romeo y Julieta. Raisa y Raizel tenían miradas tristes con lágrimas amenazando con escapar de sus expresivos ojos, - que triste - dijo el mayor de todos mientras abrasaba a su hija con algo de dificultad, - ¿por qué tenían que morir? - lloriqueo la menor, comía enternecida las galletas, - cocinas muy rico papá - menciono la menor, Raizel se acercó a Frankenstein y le dio un beso, - su comida es la mejor - concordó el pelinegro con una dulce sonrisa.

Con una Raisa dormida en los brazos de su padre y un Raizel adormilado subieron a las habitaciones, Raizel abrió la puerta con el nombre de Raisa, la dejaron en su cama, era grande con mantas blancas, la pequeña se acurrucó entre las almohadas. Frankenstein abrazo amorosamente a su querido maestro, repartió tiernos y cariñosos besos por el rostro de Raizel, la cama se hundió cuando ambos se acostaron en ella, una cama matrimonial perfecta para ambos.

- Hastam - menciono de pronto el pelinegro el cual abrazaba contento al rubio, - el nombre del bebé, quiero que sea Hastam - anuncio con un pequeño rubor el hermoso noble, - como usted desee, amo -, ambos durmieron en un abrazo cómodo.

Raisa miraba con un intenso brillo de asombro dentro de la cuna blanca, si no mal recuerda esa fue una vez su cuna, pero ahora era ocupada por su hermano, -Hastam, soy Raisa y soy tu hermano mayor, prometo que te voy a proteger - hizo un juramento hacia su nuevo hermano. El bebé era rubio, pequeños mechones lacios y rubios adornaban su pequeña cabeza, sus ojos eran grandes y curiosos, de un azul tan claro como el cielo, - es más humano que noble - dijo Frankenstein al verlo, Raizel ya sospechaba eso, debido a que a diferencia que con Raisa, no pudo tener un lazo como con ella, aunque es no significa que no lo tenga.

Hastam miraba feliz a su familia, una risa infantil se escapó de sus labios, movía su mano jugando con el cabello de su hermana, - es tan pequeño, no se puede defender y además lo quiero mucho, mamá, he decidido que lo voy a proteger - la determinación en el rostro de la híbrida hizo que el noblesse sintiera menos peso en sus hombros, alivio al saber que si él se entraba al sueño eterno, Raisa cuidaría a Hastam.

¿Qué tal?, ¿voy muy rápido?, a decir verdad ya viene la parte del suspenso, y el nombre de Hastam significa lanza en latín, en mis historias me gusta poner los nombres de los hijos parecidos al de los padres, ya sea en significado o en pronunciación, y mientras buscaba nombre para el hermanito de Raisa, encontré que Frankenstein podía significar lanza.

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