7.

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Querido P:

Eras tan difícil de cambiar como la ortografía, P.

Me explico: puedes escribir mal una palabra, pero ya no será la misma palabra que antes, sino otra.

A ti no se te podía convencer, porque no querías cambiar.

A veces pensaba, sigo pensando, que no querías recuperar tu letra, P.

Y es una pena.

Porque esa es tu esencia y sigue dentro de ti, aunque no quieras verlo.

Querido PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora