Capítulo 8

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¡Un mes, Jasmine! ¡Un mes ha pasado y todavía no lo conozco! —exclamó Verónica, en la otra línea —. ¡Me prometiste hace un mes que lo conocería!

Al escuchar los escándalos que su amiga causaba en la otra línea, Jasmine se vio en la obligación de tener que quitarse el teléfono de su oído, porque en cualquier momento explotaría su tímpano, y miro hacia todas las personas a su al rededor, que de seguro también escuchaban a la rubia. Claro, mientras que Jasmine los miraba con una expresión de lamento y susurraba disculpas. Ella estaba en medio de una tienda importante en Beverly Hills y su amiga gritando como loca por el teléfono, todo por Andrew. 

—¿Puedes dejar de gritar como una loca? —regaño Jasmine a susurros —. Estoy en una mueblería importante y tú no haz dejado de gritar por teléfono, todos te pueden oír. 

No me importa, Jasmine, pasa pena —parloteo su amiga —. Te pasa por hacer falsas promesas y no presentarme a tú querido novio. 

Jasmine rodó levemente sus ojos, observando algunos espejos que estaban delante de ella. 

Sí, era cierto, después de llegar de Los Ángeles ese fin de semana, Verónica le hizo prometer a Jasmine que tenía que presentarle a Andrew. Aunque, la pelinegra sabía perfectamente que se traía entre manos la rubia, ella solo quería explotarle la burbuja de fantasía a Jasmine, buscándole cualquier excusa para poder separarlos. 

Porque así había sido este mes completo, una burbuja de fantasía, lleno de risas, besos, caricias y mucha diversión. Andrew se había convertido con facilidad en el hombre que ella siempre había buscado, carismático, divertido, apasionado, intereses comunes, increíbles noches y que la cuidara como si fuera lo más preciado en el mundo. Fin de semana, tras fin de semana, el castaño le demostraba a ella sus afectos, los cuales se habían vuelto adictivos para ella. 

Y, entre fin de semana y fin de semana, se le ha olvidado Verónica. 

—Ha sido un mes demasiado agitado, Ronnie —se excusó Jasmine, señalándole a la vendedora el espejo que quería —. Andrew está demasiado ocupado y estoy terminando de remodelar el apartamento. 

¡Eso lo sé! —volvió a exclamar la rubia —. Ahora nunca tienes tiempo para mi, todo es ese Andrew. Tanto así que casi no te he visto este mes, Jas, te extraño demasiado y quiero verte. 

Jasmine suspiró, cruzándose de brazos. Debía admitir, que ella también extrañaba a su amiga, claro, no pasaba ni un solo día sin llamarla o saber algo de ella. Pero, los momentos con Andrew eran tan cortos y fugaces que solo podía pensar en él cuando llegaba, hasta que se desaparecía. Por eso el tema no había surgido, no había tiempo para más nada que no fueran ellos y su relación. 

Bueno, eso y que Jasmine no quería que su burbuja de fantasía desapareciera. 

—Lo sé, Ronnie, lo sé —habló Jasmine, volviendo a suspirar —. Yo también extraño nuestras tardes juntas, pero sabes como son los horarios de visita de Andrew, tiene que escaparse para verse conmigo...

Sí, lo sé, Welfare es demasiado estricto —bufó Verónica —. Jas, ¿Y no te ha insinuado nada? 

Y la burbuja de fantasía desapareció, pensó Jasmine. 

—¿Insinuar que, Ronnie? —preguntó la pelinegra, cruzándose de brazos. 

Sobre en seriar su relación, Jasmine —replicó con obviedad —. Ha pasado todo un mes, debería de proponerte ser su novia... 

—Ronnie, él tiene muchas cosas en su cabeza —explicó Jasmine —. Tiene unos nuevos proyectos en Mary Dew y su padre le está siguiendo de cerca su pista, todo para castigarlo como pueda, ¿Tú crees que tiene cabeza para eso? 

Mary DewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora