Shout about it

escape

Se quedó conmigo unos días y la vi sonreír, sonreír como casi nunca lo hacía. Y entendí en ese momento que conmigo fue feliz, aunque fuera solo por un fin de semana en el que nos hicimos compañía mutuamente encerrados en mi apartamento.

Y compartirlo con ella fue maravilloso, de tan solo pensarlo me da un vuelco el corazón y siento que fui feliz y que jamás volveré a serlo, no como lo fui ese fin de semana por lo menos. Porque hay ciertas personas que te pueden dar felicidad y recuerdos que no podrás nunca repetir con nadie, porque solo ella era capaz de hacerte sentir de esa manera.

Y tengo esos recuerdos maravillosos de nuestro perfecto fin de semana, en el que semidesnudos bailábamos al son de una vieja canción anticuada a la luz de la luna. Y se reía como loca de mis pequeños y patéticos intentos de cocinar una cena decente para los dos y luego la llevaba en brazos hasta mi cama.

Y allí hacíamos el amor, porque también supe que me amaba, a su forma extraña y retorcida lo hacía. Y ese sentimiento casi celestial de sentirme amado por aquel ángel de cabello lavanda no lo cambiaría por nada. Aún late en mi pecho, y es que mi corazón sólo sigue adelante por sus recuerdos.

Porque mientras fumaba recostada en el pequeño balcón de mi tercer piso me pedía huir.

- Escapémonos juntos, olvidémonos de todos. - decía y yo le creía, me habría ido hasta el fin del mundo solo con ella, y más adelante se enterarán que así lo hice.

- Vayámonos ahora mismo. - respondí yo en un tono esperanzado notando como sus ojos se iluminaban alentados por mi voz.

Se tapaba la vista con el hueco que hay entre mi cabeza y el hombro, descansaba allí durante horas y dormíamos enrollados.

No, definitivamente no cambiaría nada de esos dos días en los que me pidió huir, en los que lloró ahogándose en sus penas hasta que yo lloré con ella y me amó de la misma forma en la que yo la amaba.

Fueron dos días, pero la felicidad es traicionera y se escurre entre tus manos como gotas de agua.