¿Crees en los milagros?

428 31 3
                                    

Hoy era un día triste, donde me ponía a pensar sobre lo que debería hacer con mi vida: O si reorganizarla y seguir hacia delante, o volver a empezar desde cero.

Maldito Laito, todo por su culpa.

Iba por los pasillos de la universidad, y doblé una esquina, encontrándome al pelirrojo andando hacia la dirección contraria a mí. Fue un choque incómodo. Nos quedamos mirándonos mutuamente, sin mediar palabra, pero ambos sabíamos que nos sentíamos tristes.

Después de unos 20 segundos de estatuas él decidió dar el primer paso, esquivando me para seguir su ruta.

— ¡Espera! —Ordené apretando los puños, de espaldas.— ¿De verdad que no volverás... —Me interrumpió con otra pregunta.

— ¿Crees en los milagros? —Preguntó dejando me en ascuas y sin palabras, tomando me eso como un "Reza porque así sea. "

Lo había captado muy bien, no lo volvería a ver en mi vida, ¡nunca! Y esos últimos días que tenía en la universidad, con todos sus compañeros y conmigo, no lo quería ni ver, desperdiciaría todo.

Me refugié en mi habitación, sentada y acurrucada en un rincón de mi cama, cual armadillo. De repente tocaron a la puerta, pero no respondí, haciendo que esa persona entrara por curiosidad.

— ¿Kaoru? —Oí una voz reconocible, era de mi hermano Hayato.— ¿Qué te pasa, hermanita? —Se acercó a mí, abrazandome y posando sus labios en mi cabello, dándome un tierno beso.

— Odio el amor, Hayato. —Susurré harta de llorar, con pesadez.

— ¿Qué ha pasado con Laito? —Volvió a preguntar, poniéndose más serio.

Le empecé a contar toda la historia, sin poder evitar que se me derramaran unas cuantas lágrimas, redactando con todo detalle sus actos.

— ... Y me estaba planteando si empezar de cero... —Dije confusa.

— ¿Lo amas tanto? —Hayato me cogió con suavidad de mis hombros, sacudiéndome un poco, porque como él sabía mi actitud no era esa.

— ¡Claro que lo amo! ¡Muchísimo! —Grité llena de furia.- Pero... Si amas algo, dejalo ir.

— Mentira. —Me contradijo, haciendo que me alarmara.— Si amas algo cuidalo, ámalo, protégelo, pero nunca lo dejes ir.

Me quedé callada, pensativa en lo que había dicho. Mañana sería el último día en que se quedaría en esta universidad, y por la tarde, Laito, se iría para siempre.

— Pero haz lo que quieras, hermanita. —Me dio un leve golpe sobre la cabeza, haciéndome entender que era su apoyo, y que estaba de mi parte hiciera lo que hiciera.

Bajé la mirada hacia las sábanas, pensativa, estrujándolas con las manos, diciéndome a mí misma "¿Cómo he podido ser tan tonta? ¿¡Cómo he llegado a dudar!?" Y de esa ira llegué a pegar un puñetazo a la nada, sintiéndome una idiota sin remedio.

Toc, toc. Volvieron a llamar, entrando mi compañera de habitación para consolarme.

— ¿Cómo estás, Kaoru? —Preguntó preocupada.

— ¡Necesito que me consigues una cosa, Kira! —Pedí, o más bien ordené, animada.

— No hay quien te entienda... —Susurró para sí, sorprendida.

Universidad De Chicos. |Crossover.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora