La playa

6 1 4
                                    

Reto 4: "La primera carta de amor que escribí fue para mi mejor amigo..."

La primera carta de amor que escribí fue para mi mejor amigo. Él me pidió, que dado a que a mí "se me daban mejor las palabras" le escribiera una declaración de su parte a la chica que le gustaba.
Mientras él me decía lo que sentía, yo hacía de traductor y escribía lo que creía más conveniente pero sin perder la escencia de sus palabras.
Algo como, él: "Me cagao' de risa la primera vez que te vi."
Y yo: "Me hiciste reír la primera vez que te escuché."
Más que nada le ayudé porque se veía realmente nervioso. El chico un poco idiota pero siempre confiable y cómico que es Tomás, se convierte en un manojo de nervios, que cada que la ve entorpece y enmudece. Y yo solo cumplí con mi papel como su amigo.
Finalmente le dio la carta, y ella le preguntó, "¿Te la hizo, Marcos, verdad?"
Por supuesto nunca pensé que ella no se daría cuenta, Ramona comparte algunas clases adicionales conmigo, y aunque no es que sea una genio, más bien podría decirse que es bastante atenta, y reconoció mi modo de expresarme al instante.
Luego ella agregó: "Está bien, decime lo que sientes con tus palabras."
Mi amigo se puso blanco, se le atoraron las palabras y luego dijo una buena después de todo ese desastre, "Me gustas porque eres brillante."
No hizo falta más, ella lo aceptó y se hicieron pareja en ese mismo momento.
En esta clase de situaciones, las cosas no siempre salen como uno quisiera, me alegré por él, dado a que casi nunca la había ido bien con las personas que le gustaban antes.
Estaba charlando de esto con Mariano, cuando me sugirió que podría escribir cartas para ganar dinero, dado que llegaba el catorce de febrero y él y yo teníamos la idea de salir con algunos amigos, pero yo no tenía dinero, y lo que recibía de las asesorías que daba, lo utilizaba todo para ayudar a mi madre, quien es pésima manejando lo monetario y por eso soy quien  a veces debe esconder algo de lo que gana, porque no es que nos falte para comida o vestir, es que ella tiene cientos de caprichos que le gusta concederse.
Entonces pensé que esa idea era algo tonta y que nadie me pagaría por ello, y se lo dije.
Mariano de pronto me dio parte de su mesada, la cual conseguía por trabajar para su padre durante las tardes y me dijo: "Ya tienes tu primer cliente, haceme una carta."
Me reí y le quise devolver el dinero pero se negó y yo le pregunté: "¿Entonces quién te gusta?"
Sonrío y me dijo: "Te cuento después, va a ir con nosotros cuando salgamos."
Me sorprendió oír aquello ya que él nunca se había referido a alguien como si le gustara, es de esa clase de persona que son cerradas en cuánto a lo personal y parece que la conoces pero no.
Después y en la semana completa tuve personas siendo mandadas por Mariano que querían que le escribiera cartas y mensajes a su enamorados y enamoradas, al llegar al viernes, tuve suficiente dinero para la salida de mañana, y me alegré por la idea de Mariano, aunque me acordé que no había escrito la carta que Mariano me pidió, así que más tarde le mandé mensajes preguntándole que quería que dijera, él me dijo solo una frase y no cambió de opinión ni aunque yo pregunté de vuelta.
El sábado a la noche fue tranquilo, como cualquier otra salida que tendría con ellos. Fue Tomás, Ramona, y algunos amigos de ellos, que entre todo eran bastante agradables, también estábamos Mariano y yo. Llevamos unos manteles y nos fuimos a parar a la playa en un costado más alejado de la gente, tomamos y comimos un poco y yo recordé que antes no estaba tan acostumbrado a convivir con gente, mi único amigo solía ser Tomás, hasta que él empezó a presentarme a sus otros amigos inclueyendo a Marcos. Aunque yo todavía era de esas personas que a veces solo requerían de unos minutos solos antes de volver a integrarme con los demás, por lo que dije que me alejaría un poco no más por un momento y nadie se mostró en desacuerdo.
Pasaron unos cuantos minutos cuando me percaté de que alguien se sentó a mi lado, era Mariano, me acordé que dijo que la persona que le gustaba vendría hoy así que le pregunté por ella o él.
Él extrañamente esquivó la pregunta y me cambió de tema, pero decidí no insistir. Acabámos conversando por un rato más tranquilamente y mientras menos me daba cuenta, yo ya estaba sonriendo por cada ocurrencia que él soltaba, hasta que de repente, sacó la carta que yo había escrito para él del bolsillo de su campera y me la dio sin decir nada.
Leí su interior por si solo me confundía y ahí estaba la misma frase que me hizo escribir: "Me gusta cuando sonríes."
Sonreí y le miré y entendí, juguetón admiré su genialidad y él me dijo que se suponía debía ser un modo fácil y natural de declararse.
Preguntó: "¿Funcionó?"
Y yo le dije que: "¿Podemos seguir siendo solo amigos?"
Entonces él sonrió y sacudió mi cabello.
"Seguro."
Dijo y lo sentí sincero.
Miramos por última vez la luna reflejarse en el agua oscura y luego volvimos con los demás.

Vos que sos relatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora