Dedos torcidos

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Reto 6: "Los últimos días he pensado en tomar mis maletas para irme..."

Los últimos días he pensado en tomar una maleta para irme,
Esconderme en esa curvatura de tus labios que encierran millones de secretos,
En mi equipaje cargo mi corazón por separado,
Como contorsionista mi cuerpo se dobla para ser mandado por encomienda.

A las tres de la mañana escuché los mismo gritos y golpes contra la puerta, no provenían desde afuera sino de dentro, de la habitación al fondo del pasillo, la cual siempre tiene cerrada la puerta, con candados y cerrojos.

A través de las rendijas está todo oscuro, pero cuando el crujido se detiene, escuchas los copiosos jadeos que se asemejan a los de un animal moribundo, o quizás en celo, quizás la pequeña avesilla disfruta de su encierro.

Los últimos días he estado pensando en marcharme de esta posilga, en la cual la humedad hace que la pintura vieja se resquebraje y haya goteras en los techos, pero siempre llego a la misma conclusión, que no puedo dejarlo.

Él me llama a través de la puerta, dice mi nombre con anhelo, tan así que me imagino sus ojos brillantes detrás de la madera, él sin poder moverse, se arrastra, se pega al suelo y lanza susurros similares a caricias, no habla, canta para alegrarme el día.

Dijo que sabría porqué un ave enjaulada siempre canta más fuerte.

A veces los rayos de las tormetas iluminan el interior de la habitación y puedo ver su pecho pegado al frío piso astillado, su espalda curvarse, su cuerpo contorsionarse, su piel brillar en una fina capa de sudor.

Él tiene fiebre, aunque ha comenzado a recuperarse lentamente, escucho cómo prepara cada día un té de yerbas y toma sus medicinas. Escucho como camina, escucho cuando sale y cuando entra a la casa, cuando trae más de una persona consigo, pero luego no escucho cuando salen.

A veces pienso en irme, aunque me acabo convenciendo de lo egoísta que sería de mi parte, él está tan solo que no podría dejarlo, yo soy su única compañía.

Entra a la habitación, pasa el agua y la comida a través de las rejas, acaricia las plumas de mi cabeza, haciendo que sacuda mis alas con agrado, también coloca un plato de comida al lado del chico encadenado al suelo, que siempre veo retorciéndose con espasmos y combulsiones.

Pobre criatura, perdió hasta su capacidad de cantar como yo, y alegrar con nuestras melodías a nuestro dueño, él siempre le recuerda a ese chico desnudo y famélico lo bello que es, quien a veces solo mueve los labios, sin que ningún sonido salga de ellos, solo boqueando, puedo leer en estos la palabra "Ayuda." Pero nunca estoy lo suficiente seguro.

Pobre criatura herida, al menos tiene a nuestro dueño para cuidar de él, es una pena que la mayoría de mis compañeros y sus mascotas siempre mueran, entonces mi amo se deprime tanto hasta que trae uno nuevo, porque siempre hay uno nuevo.

Es por ello que todavía me quedo, soy inteligente, con mi pico podría abrir el pequeño cerrojo del portón y luego salir en cuánto él abra la puerta, sin embargo, prefiero estar a su lado para consolarlo, hasta mi propia muerte.

Pobre criatura ¿qué sería de él si yo me fuera volando?

Vos que sos relatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora