001

13.8K 951 56
                                    

Corri por el bosque en mi forma felina, que era un tigre blanco, tan blanco que me puedo camuflar con las nubes.
Mi familia también son lo mismo que yo, somos como licantropos, pero nos transformamos en felinos, ya sea desde un pequeño gato hasta el león más grande, bueno, a mi me toco ser tigre y no es algo de que me queje, ya que, me encanta.

Yo soy como la oveja blanca de la familia, ya que todos tienen pelaje negro, pero no me tratan mal por eso, como en algunos casos.

Seguí corriendo a toda velocidad hasta que empecé a escuchar pasos atras de mi, mierda, cazadores.

Los trate de perder entre los árboles pero fallé, justo cuando me iba a trepar en un árbol, alguien me empujó.

Vampiros.

Trate de morderlo, pero me sostenia fuertemente.

A comer - escuche como dijo felizmente para tratar de clavar sus colmillos en mi cuellos.

Quisieras - hable en su mente y lo avente contra un árbol, aproveche eso y seguí corriendo muchísimo mas rápido.

Por lo visto el vampiro se rindió.

Llegue hasta la casa de mis abuelos, que estaba en el bosque igualmente.

Me encanta el bosque.

Era pequeña, pero me gustaba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Era pequeña, pero me gustaba.

¿Abuelos? ¿Estan aquí? - pregunté entrando a la casa y ver que todo estaba en silencio, no habia ningún ruido y eso hizo que me dieran escalofríos.

Me adentre mas a la casa y fui directo a la cocina.
Justo en el refrigerador habia una nota pegada.

Sabemos que vendrias directamente a la cocina, estamos en la reserva.
Si quieres venir, aca te esperamos.

Atte: Abuela Noris.

Según ellos están enfermos - rei ligeramente y sali de nuevo de la casa, no sin antes cerrar la puerta con llave.

Volví de nuevo a mi forma felina y empecé a correr hasta la reserva.

Lo bueno de esto, es que, la reserva esta un poco cerca de la casa.

Corri un poco más y llegué a mi destino.

Volvi a transformarme en humana, y si, si traigo ropa puesta.
Nosotros no somos como los lobos, a ellos se les depedaza la ropa, a nosotros no.

Me dirigí hasta la casa de Billy Black, a ese señor lo conozco desde que era una cría, siempre fue bueno conmigo, me regalaba dulces y me hacía comida, eso fue antes de que sufriera diabetes, eso es muy triste.

Toque la puerta, no paso mas de 3 segundos y me abrieron la puerta.

¡Rose! Que gusto me da volver a verte, pasa, pasa - saludo Billy en su silla de ruedas mientras se movia a un lado para que pasara.

El gusto es mío, hace mucho que no sabia de ti - me incline un poco y lo abrace.

Ya estas grandota, recuerdo cuando te veia, eras un duende - solto una carcajada.

Yo le seguí.

Tus abuelos estan en la cocina, pasale, sin pena - dijo y empezó a moverse hacia la cocina.

Yo solo asentí y pasé.

¿No que estaban enfermos? - me puse mis manos en mi cintura mientras los veía con la ceja alzada.

Pues ya vez - mi abuela se acercó a mi y me dio un gran abrazo.

Que bueno verte aqui, pequeña, se te extraño por estos rumbos - hablo mi abuelo mientras depositaba un beso en mi frente.

Yo igual los extrañe mucho - sonrei feliz.

Ven, lleva esto al patio - hablo mi abuela entregandome un plato.

¿Al patio? Bueno... - me di la vuelta para ir al patio.

Cuidado con esos grandulones, suelen estorbar mucho - advirtió mi abuelo, pero, mi abuela le dio un pequeño golpe en la cabeza.

Respeta - dijo mientras reía.

Los mire con ternura y sali de ahí rumbo al patio.

Cuando salí, vi que habian 7 hombres grandisimos y una mujer con cabello corto, todos morenos.

Wow.

Me dirigí hacia la mesa y puse el plato, levante mi vista y todos me estaban viendo, cuando nuestras vistas se entrelazaron, cada uno fue callendo de rodillas al sólo verlo a los ojos.

Oh Dios.

Nuestra Luna | Manada QuileuteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora