Información Bajo Tierra.

27.9K 3.2K 944
                                    

Ese día en especial, pasó extrañamente rápido.

Este era el día donde Katsuki asistía a la guardería junto con su hermana, Yuko, después de que terminara su horario.

La Clase pasó tensa.

Para empezar, las miradas de odio por parte de Bakugou hacia Aizawa eran más que notorias mientras que el maestro tan sólo lo observaba con una expresión indescifrable, Denki estuvo en silencio, Mina no hizo ninguna broma y la sonrisa de Kirishima (como también m de Sero) estaba ausente, al mismo tiempo, Izuku se veía cada vez más ansioso por la situación que pequeños rayos verdes crispaban de su brazos ante el silencio tan denso que yacía en el aula.

El sonido del timbre fue lo que rompió ese ambiente.

Bakugou bufo mientras tomaba sus cuadernos con la misma agresividad de siempre para guardarlos dentro de su mochila y salir del salón.

Oh bueno, eso pensó.

--- Bakugou.--- oh por la puta madre. --- Ve por tu almuerzo y te espero en mi oficina.--- Eijirou lo miro confundido antes de levantarse y decir.

--- Uhm, profesor Aizawa, cualquier cosa que piense que Bakugou hizo, no es verdad-

--- Bakugou Katsuki, ve por tu almuerzo y te espero en mi oficina.--- repitió para más confusión de todos ya que estaban nadie seguros que Katsuki no había hecho nada "malo" este último día.

Aún así, no podían hacer mucho para evitar su maestro.

--- ¿Dijeron algo acaso?--- escupió cuando solamente eran los demás idiotas y el.

Incluso para sorpresa suya, no lo hicieron, no le dijeron nada al azabache por razones que eran bien respaldadas incluso por Shinso, su única célula cerebral exceptuando a Katsuki.

Tenían dos razones:

1.- Duda. Mientras que Kirishima y Hitoshi estaban dispuestos a arriesgar su amistad con el rubio sabiendo que eso lo ponía a salvo, tanto Mina, como Sero y Denki aun seguían inseguros por ello por otra razón, lo que nos guía al número dos.

2.- Falta de pruebas. Lo único que tenían como base fueron sus simples palabras, más no tenían exactamente una prueba sólida con la cual abrir un caso, aunque Aizawa les creyera de un forma u otra.

Así que, por más que doliera, la respuesta salió de sus labios.

--- No dijimos nada...--- murmuró con enojo el pelimorado mientras devoraba su comida con la misma agresividad.

--- ¡Chicos!--- grito Izuku corriendo hacia ellos.

--- Bien, adiós idiotas.--- y con esto, tomó su bandeja con una sopa de Udon picante junto con una bebida.

Algo inútil sabiendo que si si maestro decidía hablar sobre ese tema seguramente si apetito se iría por la borda.

Ni siquiera se molestó en tocar, sólo entró a la oficina y se dejó caer en el primer asiento libre que vio para degustar su comida.

Noto que su maestro no estaba presente todavía, lo cual le produjo cierta inseguridad que ignoro a favor de comer tranquilo por lo menor un rato.

La puerta fue azotada.

Ahí estaba su profesor.

Sus ojos estaban agotados, diría que lo mismo de todos los días, pero entre esa indiferencia y cansancio logró notar esa chispa de lástima creciendo cada vez más en aquellos orbes.

Se puso a la defensiva.

Sus ojos rojos eran afilados, una de las pocas cosas buenas que su madre logró darle heredarle como mucho, nadie podía descifrar lo que pasaba por su mente, que era lo que sentía además de odio y furia, aquella fortaleza que enfureció año tras año en el que ningún héroe llegó a salvarlo.

Mi Hermanito.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora