Estrellas

680 93 13
                                    

El otoño estaba por terminar y las lluvias eran frecuentes, la de ese día era especialmente helada, habían pronosticado que no dejaría de llover hasta el fin de semana. Tal y como sospechaba, después de esa conversación nocturna improvisada, ninguno de los dos se había dirigido la palabra más que para dar un saludo o una despedida al inicio o término de un encuentro laboral casual. Horacio quería hablarle, quería sentir la calidez de esa noche en vivo y en directo, pero las paredes de hielo que el comisario había levantado alguna vez a su alrededor, por más que insistiera que quería cambiar, seguían ahí, y lo volvían muy difícil de alcanzar. Al salir de la sede del FBI se puso bien la capucha sobre la cabeza, normalmente no le gustaba llevar tantas prendas encima, pero el viento helado le erizaba los cabellos de la nuca y provocaba un escalofrío que recorría toda su columna. Caminó velozmente hasta su vehículo y cerró la puerta para evitar que el viento helado se colara por la puerta, encendió la calefacción y se acomodó en el asiento, frotando sus manos por unos segundos antes de encender el coche. Antes de partir hacia su casa, encendió la radio para rellenar un poco el vacío del ambiente, presionó el número uno, música romántica.

- Hmmm -

Rápidamente la cambió presionando el número dos, sonaba una canción pop bastante popular en eses momento, a Horacio le gustaba, pero no combinaba con la lluvia, decidió cambiar manualmente la frecuencia para escuchar una al azar, llegó a una estación de radio nueva, no reconocía la música, era un conjunto de cuerdas e instrumentos de aire bastante relajante, cansado de buscar dejó que la música clásica lo acompañara hasta llegar a su hogar.

Llegando a su destino se bajó del vehículo, pero ya no estaba lloviendo, a Horacio le pareció extraño, no era ese el pronóstico, pero no le prestó mayor atención. Caminó esquivando los charcos de agua y giró la llave en el pomo para ingresar, y una vez adentro se deshizo de toda la ropa húmeda que llevaba para cambiarse a algo como y acogedor. Su nueva casa tenía un sistema de calefacción que mantenía el lugar tibio 24/7, le gustaba mucho su hogar, el único problema era que a veces se le hacía un poco grande. Caminó hasta la cocina para prepararse un café, pero algo le llamó la atención, ya era de noche, y afuera ya debía estar oscuro, pero por la ventana de la terraza podía ver una tenue luz que bañaba en un brillo delicado los objetos cercanos al ventanal. Extrañado, abrió la ventana y se asomó para observar el origen de dicha luz, era la luna llena y las estrellas haciéndose presentes en el, ahora despejado firmamento. Horacio contempló aquellas pequeñas y brillantes luciérnagas estáticas en el cielo, estaban tan lejos que ni siquiera era capaz de comprenderlo, y aún así su brillo era capaz de llegar a su ventana y hacerlo salir a contemplarlas, tan pequeñas y tan hermosas, con un dedo podía cubrir su brillo, pero no importa cuanto tratase, no lo podía apagar. Viktor Volkov era como una estrella, no importaba que tan lejos estuviese, su brillo lo alcanzaba de todas formas y permanecía en su mente aunque no lo quisiera así, y aunque él mismo intentase opacar su propia luz, su fuego seguía ahí, aunque no pudiese verlo, aunque no quisiese verlo, estaba ahí. ¿Podría él también ser una estrella algún día?

Las estrellas de neutrones son cadáveres de estrellas que han colapsado sobre sí mismas, cuando dos estrellas de neutrones comienzan a orbitar una alrededor de la otra, su fuerza gravitatoria hace que empiecen a acercarse cada vez más hasta que colisionan. Esta violenta colisión, entre otras cosas, es capaz de formar elementos pesados, los cuales salen disparados y se dispersan en el gas de las galaxias, luego pasan a formar parte de las estrellas y los discos planetarios alrededor de las estrellas, donde más tarde se forman planetas que acaban con oro, como por ejemplo la Tierra.

¿Qué estaría haciendo Volkov en ese momento? Horacio tomó el teléfono de su bolsillo y lo observó por un momento, ¿Y si le enviaba un mensaje? Años atrás no se lo habría cuestionado, pero antes de tomar una decisión, su móvil vibró en sus manos. Extrañado revisó el mensaje, era de Volkov, "¿Vio la luna llena? El pronóstico había dicho que llovería todo el fin de semana." se leía en la pantalla. Entonces él también estaba viendo las estrellas, quizás después de todo el cielo se había despejado solo para ellos dos, para que esas estrellas de neutrones volvieran a colisionar, y formaran un metal precioso una vez más.

Volkacio Valentine 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora