Coqueteos

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Lo que Volkov no sabía que pasaría luego de ese pequeño regalo, era que abriría una caja que no podría volver a cerrar. Horacio se había aguantado por respeto gritarle a los cuatro vientos sobre las flores que le había enviado, pero en privado no había dejado pasar ninguna oportunidad para hacerle saber lo que pensaba de maneras creativas, en otras palabras, la frecuencia de su coqueteo había aumentado exponencialmente con el transcurso de los días. No era que no le gustara, la mayoría de las veces era gracioso, pues lanzaba pequeñas bromas aquí y allá que harían reír a cualquiera, pero a veces decía las cosas tan en serio que no estaba seguro si eso le hacía bien a su corazón.

Su ocurrencia más destacada, fue un día que Horacio lo vio conduciendo fuera de servicio, no lo pensó dos veces y encendió las sirenas de su coche institucional para que Volkov se hiciese a un lado, extrañado se arrimó a la acera y bajó la ventanilla para ver qué rayos estaba ocurriendo, pero en el momento que vio a Horacio acercarse hacia él con lentes de sol puestos dramáticamente en la punta de su nariz, supo que algo tenía en mente.

- Necesito que retire el contacto del vehículo y salga con cuidado - le ordenó el moreno de brazos cruzados.

- ¿Se puede saber por qué, agente? - le cuestionó esperando una respuesta absurda.

- Su guapura es ilegal, comisario, no puedo dejar que ronde por ahí tan casualmente - contestó sin cambiar su expresión.

El ruso no pudo evitar suspirar y llevar sus manos a su rostro, era tan cursi que ni siquiera era capaz de reírse.

- Voy a hacer como que esto no pasó - dijo encendiendo el motor del vehículo - Deberías hacer lo mismo - le aconsejó antes de retomar su camino en silencio.

Cuando lo recordaba, sí se volvía algo gracioso, pero más que nada por lo ridículo que era.

Mientras más se acercaba febrero, más insistente se volvía el moreno, jamás había pasado San Valentín con alguien, solían intercambiar chocolates con Gustabo cuando más jóvenes para mantener la ilusión del día, pero mientras más crecían, menos sentido le veían a todo ello. Pero ese año las cosas eran diferentes, sabía con quien quería pasar el día, y también tenía más que claro que esa persona no se lo pediría a menos que se lo gritase en la cara, pero intentar que ese hombre recibiera el mensaje tampoco consideraba que fuera perder el tiempo, ver como intentaba ocultar el rubor de su pálida piel era un espectáculo para él, lo consideraba como una de las cosas más tiernas que había visto Volkov hacer en su vida, quizás era algo muy simple, pero tampoco es que el ruso le diera mucho material.

Febrero se corría hacia ellos más rápido de lo que parecía, y mientras el comisario veía el 14 de febrero como un día más de trabajo, Horacio pensaba día y noche como preguntarle al ruso si quería pasar ese día con él, no podía enviarle un mensaje, eso era de cobardes, pero ¿y si le decía que no? No podía soportar otro rechazo a la cara, menos en ese momento en el que estaba tan seguro de que el ruso sí sentía algo por él ¿Y si lo llamaba? ¿Era esa también una acción de cobardía?

- ¿Crees que llamar a alguien para pedirle una cita es muy cutre? - le preguntó casualmente a Ford en medio de una negociación.

- ¿Llamar a alguien? ¿De qué hablas? - le preguntó confundido.

Horacio suspiró con un gruñido mientras volvía su vista a la LSSD, que negociaba en la puerta del banco que estaban atracando.

- ¿Harás algo este 14 de Febrero? - le terminó preguntando al sheriff por mera curiosidad.

- ¿Me está sugiriendo algo, agente? - bromeó codeando su brazo.

Horacio puso los ojos en blanco, por dentro deseaba que Ford hubiera sido capaz de ver su expresión bajo la máscara, pero no podía quitársela en ese momento.

- ¿Tiene algo que ver con esa tal Victoria? - preguntó el sheriff curioso.

- ¿Qué Victoria? - preguntó el agente confundido.

Collins no le había aclarado la situación a Ford en ningún momento, y él no había prestado atención a nada esa noche, por lo tanto seguía con la idea de que Horacio estaba saliendo con una Victoria, alumna de la LSPD.

- ¿Sabes qué? Olvídalo - terminó la conversación con frustración.

- Vamos, vamos. Qué si quieres invitar a alguien a salir, hazlo y ya, da la cara hombre, que ya traes esa máscara todo el día - le aconsejó luego de palmear su espalda con fuerza un tanto excesiva.

Horacio estuvo saboreando la idea por un tiempo, hasta que el día 13 se le presentó antes de lo esperado. La próxima vez que lo viera debía hacerlo, tenía que preguntarle o terminaría pasando esa fecha solo un año más, tampoco era de vida o muerte, pero realmente quería celebrarlo aunque fuera una vez. Pero por más que esperaba encontrarlo por temas laborales, jamás se encontraron. Las opciones se acababan, pero realmente no quería enviarle un mensaje, eventualmente tuvo que recurrir a su plan b.

Tomó el móvil entre sus manos y seleccionó el contacto de Volkov, puso el aparato en su oreja y espero a que el ruso se dignara a contestar.

"Aquí Volkov" contestó en su mismo tono serio de siempre.

- Hola, quería hacerte una pregunta - introdujo la situación.

"¿Pasó algo?" preguntó el comisario extrañado, Horacio no solía llamarlo.

- Por curiosidad, ¿sabe que fecha es hoy? -

El ruso tardó un momento en contestar mientras se aseguraba de ver el calendario.

"Es 13, ¿Por?" seguía sin entender nada.

- Bueno, um, mañana es 14... - siguió intentando que comprendiera el mensaje.

"Naturalmente". Nada.

-El 14 es San Valentín - disparó finalmente - y me preguntaba si le gustaría pasar el día conmigo -

La bocina del teléfono se quedó en silencio, no emitió ningún sonido por lo que Horacio sintió ser una eternidad, el único ruido que escuchaba era el latir de su corazón que parecía subir directamente a sus oídos.

- ¿Volkov? - llamó preocupado.

"S-si, si, estoy aquí, disculpe" reaccionó finalmente "Claro, podemos vernos mañana, no hay problema" contestó con una suave voz.

En cuanto recibió una respuesta afirmativa su corazón, en vez de calmarse como esperaba, se desbocó aún más, realmente era feliz, no había otra forma de describir lo que sentía en ese momento. Por el teléfono se escucharon unos ruidos de fondo, alguien requería la presencia del comisario.

"Hablamos después, debo irme" se despidió volviendo a su tono serio natural.

- Ok... Hablamos más tarde - se despidió intentando procesar lo que acababa de ocurrir.

Ahora sólo debía pensar que harían juntos al día siguiente. 

Volkacio Valentine 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora