Mensajes

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Ese mensaje nocturno fue el impulsor de confianza que Horacio necesitaba, si el comisario era capaz de simplemente enviarle un mensaje porque quería, entonces él también podía. Rápidamente retomaron esa costumbre de contestar a los mensajes del otro, solo que esta vez, el ruso participaba más activamente de la conversación. Era reconfortante tener alguien a quien acudir si lo necesitaba, si bien su relación con los sheriff era buena en general, no eran las personas a las que acudiría en un momento de vulnerabilidad, pero por alguna razón sentía que con el comisario podía contar para escuchar sus más profundas inquietudes, aunque como cualquier humano, siempre había cosas que se guardaba para sí mismo y su "yo" nocturno. Pero no todo era color de rosa, pues cada vez que tenía la oportunidad de verlo cara a cara, ese aire glacial que emanaba el ruso le calaba hasta los huesos, a veces se preguntaba si acaso era sólo imaginación suya, quizás simplemente le faltaba desarrollar ese gramo extra de valentía que cambiara la balanza y le permitiera derretir esos muros. Tan solo quería saber qué pensaba el ruso, que opinaba de él, de sus interacciones, que le parecían sus intercambios diarios de mensajes, que consideraba que significaba todo aquello.

Llevaban ya bastante tiempo hablando por mensaje, siempre que tenía un tiempo libre revisaba su móvil para asegurarse de que no había ningún mensaje sin responder, todavía recordaba esa sensación de haberlo decepcionado hace mucho tiempo, quizás las cosas tampoco fueron justas para él, no podía estar pendiente de cada mensaje que Horacio enviaba de todas formas, pero al saber que había acudido a él en un momento de completa vulnerabilidad, cuando se sintió más frágil, y que él simplemente no haya podido acudir a ese llamado le entristecía, tampoco estuvo presente al momento de su operación, hubo muchos momentos donde realmente había sido insensible y distante, y no se había dado cuenta hasta mucho tiempo después, pero ahora que lo sabía, no quería cometer el mismo error dos veces. Pero lo que no entendía, era porque Horacio no se le había acercado todavía, ¿Por qué se limitaba a esas interacciones a través de una pequeña caja electrónica? Siempre esperaba que Horacio se acercase a él con esa sonrisa radiante y actitud despreocupada, pero no hacía más que saludarlo cordialmente, ¿Era él el problema? ¿Estaba esperando acaso que él diera el paso de acercarse? ¿O simplemente no quería hacerlo y ya? Quizás esos mensajes eran suficiente para Horacio, pero por alguna razón eso no era suficiente para él.

Decidido a dar el primer paso una vez más, pero de manera más sutil, Horacio decidió hablarle de manera amistosa y casual la próxima vez que lo viera en comisaría, quería ser capaz de bromear con él como lo hacía con los otros policías, para luego hablar de temas profundos como los que hablaban en las noches de insomnio por mensaje, solo necesitaba medir sus palabras y darle un poco más de tiempo, la última vez que actuó con un exceso de confianza las cosas no salieron de maravilla, y él había salido bastante dañado, había sido muy impulsivo y emocional, eso no podía volver a pasar.

Ingresó al edificio de comisaría luego de una extensa jornada de patrulla, pronto le tocaba su salida y realmente no tenía ganas de cocinar algo para la cena. Barajó sus opciones y tomó la decisión de pasar a un local de comida rápida, no eran sus planes favoritos, pero en un momento de necesidad, todo sirve. Subió a la planta principal y se encontró con varios subordinados en círculo bromeando animadamente con Horacio, por lo que sabía, habían asistido al agente federal en un tiroteo y todo había salido bien. A veces envidiaba esa capacidad de Horacio de llevarse bien con la gente, de ser despreocupado y rápido con la palabra, a veces se preguntaba si algún día actuaría así con él. Decidido, el ruso se acercó al grupo de policías, quienes se tensaron de inmediato al ver a su jefe con cara de pocos amigos acercarse hacia ellos, casi podían sentir el frío que emanaba, pero Horacio en vez de acobardarse una vez más, se enderezó y se mantuvo en el lugar, los policías veían desde el exterior una tormenta avecinarse, pero lo que no sabían eran los pensamientos que cada uno de esos hombres guardaba caóticamente en su interior. Mientras el agente federal se animaba a inventar miles de respuestas para los miles de escenarios posibles de los próximos segundos, el comisario se animaba a formar una frase amistosa y hasta acogedora para que Horacio comprendiese que estaba bien comportarse de forma familiar con él.

-Buenas noches agente - lo saludó Volkov tomando en consideración que quizás no debía revelar su nombre.

- Buenas co-Volkov - se corrigió de inmediato - ¿Ya se va a casa? - le preguntó para animar al ruso a hablar

- Si, estaba pensando en la cena, pero no tengo nada en casa, creo que tendré que comer fuera - respondió de la manera más casual que le fue posible.

Pero la verdad era que toda interacción era demasiado incómoda, no se sentía natural, se estaban esforzando demasiado y eso tenía a los policías confundidos. En lugar de quedarse viendo el extraño espectáculo, se fueron dispersando uno a uno, algunos a trabajar y otros a su hogar, hasta que quedaron ambos altos cargos en esa forzosa interacción.

-¿Y qué va a cenar? - preguntó Horacio con sincera curiosidad.

- La verdad no lo se aun, creo que iré al local de comida rápida que queda cerca y ya -

El foco en la cabeza de Horacio se encendió repentinamente.

-¿Le molesta si lo acompañó? La verdad no tengo comida en mi casa - mintió con confianza.

- C-Claro, claro, no hay problema. Tendría que esperarme un poco, nada más - se apresuró a contestar.

- No se preocupe, yo lo espero - le tranquilizó con una sonrisa satisfecha. 

Volkacio Valentine 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora