Horacio no podía evitar mirar los mensajes en su teléfono con expresión atolondrada, no eran más que simples mensajes casuales, pero como eran de Volkov, su mente no podía evitar volar hacia el futuro, era algo que siempre había hecho inconscientemente, y naturalmente seguía haciéndolo.
- ¿Que coño ves tanto con esa cara? - le reclamó Collins.
Llevaba todo el día respondiendo mensajes o simplemente viendo la pantalla del móvil, le tenía nervioso tanta secrecía y misterio, sobretodo si estaba en medio del trabajo.
- No es nada, de verdad - insistía Horacio cada vez que le preguntaba.
- No es nada , mis cojones - discutió extendiendo su brazo para quitarle el teléfono de las manos.
Horacio intentó luchar, pero Collins fue más rápido y logró tomar el móvil de entre sus manos en un solo movimiento. Se alejó unos pasos rápidamente y procuró darle la espalda en todo momento al agente que luchaba por recuperar su teléfono. Mientras ambos armaban un alboroto en el estacionamiento de la comisaría del norte, Collins deslizaba el dedo en la pantalla y veía decepcionado que nada de lo que hablaban ese contacto guardado como V y Horacio era algo interesante.
- Horacio eres más aburrido que mis cojones - reía mientras el agente le quitaba el teléfono de las manos.
Con las mejillas encendidas y el pecho inflado, Horacio recuperó su actitud de superior y guardó su móvil en el bolsillo insistiendo que retomaran el trabajo, pero el sheriff tenía otros planes.
- ¿Cómo se llama la chica, ah? yo pensé que te gustaban alocadas, pero por eso mensajes se ve que te gustan estiradas y aburridas - le picó Collins.
- Que no me gusta - mintió para que lo dejara en paz.
- Hmm… V, v, v… Vaaalentina? - el agente lo ignoró - Veronica! - no hubo respuesta - Vi… Victoria? - Horacio lo miró de reojo instintivamente, y Collins atrapó el momento de inmediato - Victoria, Victoria… No conozco ninguna Victoria en la ciudad -
- Ya es suficiente, enciende el maldito coche - dijo corto de paciencia.
El sheriff rió y encendió el coche, habían terminado una misión y Collins debía llevar a Horacio de vuelta a la sede del FBI, pues su vehículo personal estaba aparcado ahí. Al contrario de los deseos del agente federal, el silencio del viaje no duró mucho.
- Tengo una idea, por qué no vamos a un bar, así la invitas y me la presentas -
- No - respondió tajante mirando por la ventana.
- ¿Tienes miedo a que te la robe? Anda, llamamos a Ford si quieres también, algo amistoso, ¿A que le tienes miedo? - le picó más esperando sacarle un sí, pero la respuesta de Horacio se mantuvo negativa en todo momento.
Justo frente a la sede del FBI, el sheriff detuvo el vehículo y esperó a que el molesto agente se bajara del vehículo, pero lo que no se esperaba era que dejara su tan preciado teléfono olvidado en el asiento. Con ojos brillantes de maldad tomó el dispositivo móvil del asiento y escribió un rápido mensaje.
“¿Te apetecería ir a tomar algo con unos amigos? Nada grande, solo unas copas en el Tequila”La pantalla de su teléfono brilló en el escritorio de su despacho, ya sabía quien era, solo hablaba constantemente con una persona. Con la cabeza descansando en su puño, abrió el mensaje y lo leyó.
- ¿Unas copas? - leyó confundido.
Eso era extraño, una invitación tan repentina quizás se lo habría imaginado tiempo atrás, pero en ese momento le parecía algo extraño, miró la hora en su reloj y después observó el chat de su teléfono, ¿Por qué no?, pensó finalmente, la verdad no tenía nada más que hacer y el pequeño evento le atraía, quizás podría sostener una conversación como la otra vez, fuera lo que fuera a pasar, un vaso de vodka tampoco le iba mal.
“Claro, salgo a las ocho de comisaría. Nos vemos allá.”Collins rio maliciosamente, lo había conseguido, pero luego de unos segundos de risa volvió a leer el mensaje, ¿De comisaría? No recordaba a ningún policía que se llamase Victoria, ¿Acaso estaba con una alumna nueva? “Que cochino” pensó para sus adentros mientras veía como un Horacio desesperado se acercaba velozmente al vehículo aún estacionado. Miró el asiento del copiloto, desvió su mirada al rostro notoriamente culpable de Collins y finalmente al móvil en sus manos.
- ¿Qué hiciste? - le recriminó con los ojos bien abiertos.
- Tenemos una cita Horacio, en cuarenta minutos en el tequila, ¿Tienes ropa ahí adentro? - preguntó risueño.
Horacio le quitó el móvil de las manos y revisó los mensajes, en cuanto se dio cuenta de lo que el sheriff había hecho se aguantó las ganas de golpearlo y pensó en cómo actuar de ahí en adelante, después de unos minutos sumergido en cavilaciones, concluyó que lo mejor era sacarle provecho a la situación, no tenía porqué ser algo malo, tampoco le iba a agradecer al entrometido de Collins, pero trataría de tener una agradable velada con el comisario y los sheriffs.
Cuarenta minutos pasaron volando, ya eran las ocho de la tarde y Collins no demoró en llegar a buscarlo como lo había prometido, Horacio lo había obligado a arreglar toda la situación después de haber provocado todo el problema, sería el conductor designado, iría a buscar a Ford y a Horacio, y haría la reservación de una mesa para poder beber en paz. Horacio se subió en el asiento trasero del deportivo del sheriff y saludó a ambos miembros de la LSSD. Lo primero que hizo Ford una vez se cerró la puerta fue preguntarle a Horacio por esa tal Victoria alumna de la LSPD, pues Collins ya le había contado todo el chisme que él mismo había inventado. Horacio en vez de responder, decidió dejar la identidad de tal V a sorpresa de ellos, quizás así se lograrían llevar una vergüenza por chismosos.
En cuanto entraron al local se dirigieron inmediatamente a la mesa reservada, Horacio pidió un vaso de whiskey, pero se abstuvo de beber por el momento, Collins hizo lo mismo con su pedido, pero por el contrario, Ford empezó bebiendo desde el principio. Horacio observó su vaso por un buen rato, estaba algo nervioso, pero no podía darse el lujo de demostrarlo teniendo a los dos sheriffs a su lado.
Volkov no tardó en aparecer por la puerta observando el local para buscar a los hombres que lo esperaban en la mesa reservada, y el primero en detectar la presencia de el alto peligris fue Collins, lo miró extrañado y codeó a Ford a su lado que iba emocionado por su segundo vaso, “¿Y este qué hace aquí?” pensó, pero al ver la reacción del agente federal al ver al ruso, todo encajó en su mente, esa tal Victoria era Volkov después de todo, ¿Qué estaba pasando entre esos dos? Por un lado el sheriff estaba decepcionado de no poder ver a una hermosa chica, pero por otro su chispa interior le dio un millón de ideas para hacer esa situación aún mejor.
- ¡Hombre! Volkov, el agente Pérez no nos había dicho que eras tú a quién había invitado - interrumpió antes de que Horacio pudiese decir cualquier cosa.
- Buenas noches Sheriff - lo saludó tendiendole la mano a Collins primero, y luego a Ford, que estaba apunto de abandonar la mesa e ir a bailar.
Horacio le obsequió una mirada mortal a Collins antes de saludar amigablemente a Volkov e invitarlo a sentarse, quien pidió inmediatamente un vaso de vodka para empezar la noche. Pasaron unos minutos de conversación casual, Collins no pudo evitar observar con mucha atención la actitud de ambos sujetos a su derecha, ¿Que podía hacer para fastidiarlos? No se le ocurrió nada, hasta que llegó Ford de la pista de baile con unas cuantas copas encima.
- Oye Kevin, ¿Por qué no invitas a Horacio a bailar? Se le ve aburrido - le preguntó sin pudor alguno.
Accediendo enérgicamente, el sheriff se llevó a su amigo del brazo para entretenerlo un rato, pues según testimonios incuestionables, estaba aburrido. Los ojos del confundido comisario se desviaron inmediatamente a los brazos conectados de ambos hombres, Horacio insistía que no era necesario, que aun estaba bebiendo su trago, pero su amigo ebrio era muy insistente. Mientras el agente era arrastrado, Collins aprovechó el momento para tener una corta conversación con el ruso.
- Así que… Horacio. ¿Hace cuánto se conocen? -
- Hmm, mucho - contestó sin dar detalles.
- Ya veo… - no sabía realmente qué más preguntar, el comisario era algo intimidante y no lo conocía mucho después de todo - ¿Y hablan mucho? -
- Supongo, ¿Por qué lo pregunta? - respondió algo molesto por la intromisión.
- Por nada, por nada - se apresuró a corregirse.
Desde la pista de baile, se podía ver como Ford insistía en que el agente se quedara, y entre sus técnicas para lograrlo lo rodeó con sus brazos por detrás, impidiendo sus movimientos por completo. Collins disfrutaba del espectáculo, entre Horacio atrapado en la pista de baile, y el ruso lanzando pequeñas miradas fingiendo despreocupación, era todo muy surreal. Unos minutos después, Ford decidió dejar al agente federal libre, y una vez llegó a la mesa agotado, se aseguró de golpear con fuerza el brazo del culpable de todo aquello.
Después de unos minutos, Collins desistió de su plan malévolo y dejó que ambos hombres conversaran en paz, mientras él iba a ligar con alguna chica que llamase su atención, y así pasó el resto de la velada, ni Volkov ni Horacio se percataron cuando se quedaron solos en la mesa, en realidad en cuanto pudieron entablar una conversación, inmediatamente se introdujeron en su propio mundo, olvidando a ambos miembros de la LSSD por completo.
A la media noche, Volkov miró el reloj de su muñeca, ya era tarde y debía ir a casa, se lo hizo saber a Horacio, quien en ese momento recordó que su chofer estaba en algún lado del bar, probablemente con sus manos en un lugar que no le gustaría saber. Juntos salieron afuera del local, y en un lugar despoblado y con escasa iluminación, se despidieron el uno del otro.
- Gracias por venir, lamento que todo haya sido tan repentino, no eran realmente mis planes - se disculpó.
- Está bien, fue divertido, aunque debo decir que los sheriffs son algo extraños - agregó.
- Solo quieren fastidiarme, supongo que se los debo - rió quitándole importancia a la situación.
Horacio iba a extender su mano para estrecharla, pero en cuanto el ruso sostuvo la suya, tiró ligeramente de él para invitarlo a un abrazo como aquellos que Horacio le solía pedir. La primera reacción del moreno fue sonrojarse completamente, pero en cuanto sintió el calor y el latir incesante en el pecho del ruso, se introdujo más en el estrecho contacto sin lograr contener la felicidad que lo llenaba. La verdad, no quería soltarlo, quería mantenerse siempre así, quería volver a tener ese valor para pedirle un abrazo sin ninguna razón en particular, quería demostrarle lo que sentía, esperaba que por ahora, la fuerza de su agarre fuese suficiente.
- Adiós - se despidió el comisario rápidamente en cuanto se separaron, para desaparecer en la oscuridad de la noche.Realmente lo había hecho, ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué de repente esa necesidad de contacto lo invadió tan repentinamente? Era cierto que ver al sheriff sostenerlo entre sus brazos tan casualmente le había traído cierta amargura de boca que no se debía al alcohol en su vaso, pero no pensaba que esa sería la conclusión de todo, que él mismo lo abrazaría por voluntad propia y por ninguna razón en específico. El calor que emanaba la piel del moreno era tan acogedora, y la manera en que sus orejas delataban el rubor que intentaba esconder en su pecho era adorable. No se había dado cuenta, pero por unos simples celos del momento, y gracias a unos cuantos mililitros de alcohol había comenzado algo que no podría terminar.
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Volkacio Valentine 2021
FanfictionEscritos basados en temas para cada día de febrero hecho por @lovingvolkacio en twitter! ¿Es una historia lineal? ¿Son simples vistas cortas dentro de una misma historia? ¿No tienen relacion alguna? Sinceramente véanlo como mas les acomode, yo solo...