Cap. 1: "Destinazione". (Destino)

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Cuando entré a la cafetería, se confirmaron todas mis sospechas, sabía que el lugar estaría abarrotado de clientes. 15 mesas de dos personas, cinco mesas familiares de ocho, y otras cinco en la terraza. De las cuales, solo estaban desocupadas cuatro de las familiares. Eso sólo me da una señal: Acabaremos muertos.

Vi como mamá, Jimin, George, Caleb y Zandra tenían un infierno en la barra haciendo las especialidades y en el mesereo. Así que me apresuré a ponerme el uniforme y ayudar a preparar los pedidos.

- ¡Ya estoy aquí mamá! - Saludé - Hola George.

- Llegas tarde. - George me respondió, amargado como siempre. - Apresúrate con los pedidos de la mesa 8, 15, 23, y la 25. Presta mucha atención a la 25, atiéndelos bien.

- ¿Algo más? - Dije, medio sarcástica. George me trata mal a veces, y aunque me he hartado desde hace tiempo, trato de llevar las cosas en paz con él, es una clase de meta personal, y más que nada por mi mamá, sé que le afectan nuestras discusiones.

- Acomódate la gorra. ¡Hazlo! - Y simplemente se fué.

Llegué tarde por una razón un tanto cliché. Le pasa a todos. Me levanté tarde. Y por si fuera poco, el agua caliente se había acabado. ¿Cómo bañarte a las 6:30 a.m. con estos fríos? Es imposible. Saliendo de casa, había un tráfico horrible. Todos saben que las siete treinta de la mañana es la hora pico de la ciudad... Pero hoy las cosas se pusieron intensas. Ví cómo un taxista chocó con otro automovilista por querer rebasarlo, se discutieron y no hacían más que estorbar en el paso de los demás coches. Tuve que hacer averías para poder llegar al trabajo. Solo me demoré 20 minutos, no es para tanto. Sin embargo, George es una persona sumamente estricta, desea que todo salga perfecto y se molesta por el más mínimo error que las personas cometen. La verdad es que sus empleados han aguantado demasiado tiempo trabajando para él, eso incluye a mi mejor amigo, quien se las ha visto duras por su culpa.

- ¡Hola, Princesa! - Escuchar esa hermosa voz proveniente de mi mejor amigo me alegra los días.

- ¡Jimin! ¿Cómo estás? - Respondí con un brillo en la voz que sólo dejaba salir para él.

- Amanecí perfecto. Dormí como bebé después de un fin de semana de maratón en Netflix, y vine con toda la actitud para trabajar hoy. - Sonríe de una manera tan genuina, que contagia. Siempre se regocija por lo más mínimo, y yo siempre he querido ser un poco más como él.

- Se nota - agregué - Oye, ¿Sabes qué pasa con la mesa veinticinco?

- Acabo de llegar, pero Zandra me dijo que los directores y socios más importantes de la empresa que se acaba de mudar al edificio de al lado están teniendo una reunión aquí.

- ¿Reunión? ¿Aquí? ¿Qué no tienen sala de juntas en ninguno de sus cinco pisos? - Dije como en broma. No entiendo por qué tendrían que tomarse la molestia de bajar diez pisos para tener una reunión en un lugar como éste. El ruido de los clientes lo hace incómodo para tratar negocios, y es innecesario.

- Lo mismo dije - Se encogió de hombros, dándome a entender que a él también le parecía absurdo.

Me dediqué a entregar los pedidos a las mesas que George me había asignado. La pareja de la mesa 8 había pedido un expreso doble, y un café americano. Ambos con una rebanada de pastel tiramisú.

- Gracias por esto, en verdad. - La chica bajo la mirada, un tanto apenada frente al chico. Me atrevería a jurar que estaba levemente sonrojada.

- Esto es solo el inicio del día, amor. Aún quedan muchas sorpresas. - Le respondió el chico, con un toque de amor y misticismo en sus palabras.

Luna y Estrella 💫 Min Yoongi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora