Capitulo 11: "Date"

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Después de eso, guardé mi celular en mi bolso, y miré a Jimin, que ya se veía borroso. Fuí testigo de la manera tan despechada de llevarse a los labios el pequeño vaso de tequila, inclinando su cabeza hacia atrás, listo para sentir el caliente líquido pasar por su garganta de un solo trago. Traté de enfocar mejor mis ojos, sin conseguir ninguna mejora. Se escuchó el dulce sonido del cristal chocar con la madera de la barra de aquel bar, y un carraspeo de la garganta de mi mejor amigo. Bajé la mirada, antes de pedirle al barman otra ronda.

— ¿Crees que yo le guste? — Miren, cuando ya estás muy borracha, ya no notas que tú voz se escucha patosa, estrangulada o chillona, ni te das cuenta del  cómo caminas de lado. De igual manera, no mides lo que dices, o las consecuencias de tus actos.

— Eres hermosa, Princesa. Estaría loco si no se hubiera fijado en la belleza que hay en ti. O tal vez no es hombre, hombre.

— Sin lugar a dudas, es hombre, hombre. — Le dirigí una mirada de complicidad, coqueta. Él supo a lo que me refería.

— ¿Cuándo ibas a decirme? — Me miró herido.

— No preguntaste.

No le conté obviamente con lujo de detalles todo lo que pasó aquella noche. Simplemente le conté que habíamos estado juntos, no tenía por qué saber más de eso. Él y yo éramos Mejores Amigos, sí, pero yo considero que nadie tiene por qué enterarse de algo tan privado como lo es tu sexualidad.

— Entonces salud por eso, nena.

— Salud, cariño. — Sonreí dulcemente, aún que, para ser sincera, el alcohol me hizo formar una mueca en lugar de sonrisa.

Nos llevamos a los labios al mismo tiempo nuestros tragos, y producimos el mismo sonido, que tanto nos gustaba. Nos miramos, y reímos sin ninguna razón aparente.

— Si no vas a contestar ese teléfono, apágalo de una buena vez. — Me reprochó Jimin del sonido tan insistente de mi celular, mientras les hacía señas al barman.

— ¿Mi celular? Ni siquiera está sonando.

Es que solo tenía capacidad mental para mantener en pie una conversación, mis dos hemisferios ahogados en alcohol no daban para más. Ni siquiera recordaba haberle escrito a Yoongi.

Me espanté al ver las quince llamadas perdidas de Yoongi y me pregunté seriamente desde cuándo estaría sonando. ¿Y si algo malo le había sucedido?

Contesté la siguiente llamada demasiado alarmada, y me encontré con un Yoongi igual o más alterado que yo.

— Mi Suk, ¿Que significa tu mensaje? — Sentí que me había gritado en el oído.

— ¿Qué mensaje, Yoongi? — Grité de igual manera.

Sentí la mirada asesina de Jimin, él y yo tenemos un acuerdo, nada de celulares mientras nos alcoholizamos, somos conscientes del peligro que podría significar eso. Que ironía, ¿No?

— ¿Estás borracha? ¿Dónde estás? ¿Estás sola?

— Primero, no estoy borracha, segundo, no te diré y, ¿Que seguía?, Oh, si, y tercero, no estoy sola.

— Es obvio que estás borracha, ni siquiera recuerdas que hace menos de quince minutos me mandaste un mensaje muy largo, donde me decías que me amas, y quieres vivir ahora mismo conmigo.

— ¿Qué? ¿Cuando yo hice eso? — Me levanté tan de pronto y sorpresivamente, que el banquillo en el que estaba sentada cayó al piso, golpeando a alguien de sonrisa cuadrada, una muy hermosa sonrisa cuadrada, que iba pasando por ahí, supe al verla que ya había tenido el gran honor de admirarla antes.

Luna y Estrella 💫 Min Yoongi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora