Capítulo 5

1 0 0
                                    

—¡Indivar a desayunar, y apúrate que se te va hacer tarde para tu primer día de clases! —grito mi mamá sacándome de mis sagrados sueños.

—Mierda me levanté tarde. —me levanté corriendo y mi gato salió corriendo del susto.

Me duché en apenas 10 minutos salí en ropa interior a ver qué iba a ponerme, rápidamente vi mi celular para ver la hora y ¡jodido cielo! eran las 6 de la mañana.

—¡Carolina son las 6 de la maldita mañana! —grite por el pasillo a lo que cínicamente contesto—: ¿Sí? —su cabeza se asomó de su cuarto—¡Si son las 6! —dije volteando los ojos con obviedad.

—Que distraída me he vuelto, aun así, baja ya está tu desayuno. —dije restándole importancia.

Me volví a meter a mi cuarto con más calma, seque mi cabello con la secadora, lo cepille y volví a revisar mi armario, me puse unos jeans negros, un top rojo de tiras, me puse mi cazadora negra y unos botines negros a juego, me maquille sencillo, rímel, delineador y labial rojo, la verdad me sentía bonita, a veces perra empoderada y otra perra atropellada, hoy era la primera, tome mi bolso rojo, me lo tire al hombro y por fin baje a tomar mi desayuno.

— Buenos días mi solecito. —por favor como si de verdad ella saludara así en las mañanas

— Que te lo crea otra, yo no. —dije divertida.

— Arruinas mi mañana motivadora. —se tocó en corazón como toda una Drama Queen.

— Buenos días mamá. —dije volteando los ojos.

—A alguien le falta su café matutino. —me pico las costillas mientras me extendía una taza de café.

—Que comes que adivinas. —tomé la taza de su mano y le di un sorbo.

—Ya le di de comer a tu gato. —dijo mientras ponía nuestros platos en la barra.

— Gracias mami. —dije arrojándole un besito.

Pasamos un momento perdidas en nuestros pensamientos, al final ella hablo sacándome de ella.

— Oye es mi imaginación o el bosque está más verde. —dijo mirando la ventana de la cocina que da al bosque.

— Veras mami, resulta que talvez yo lo puse más verde. —dije jugando con mis dedos.

— ¿De qué estás hablando jovencita? —volteo a verme amenazadoramente.

— Puede que ayer yo visitará el bosque y puede también que energía verde saliera de mí. —chille poquito viendo "la mirada de mamá". — ¿Qué? —apretó más el tenedor que tenía en la mano—Y puede que Sebastián me motivará a eso. —dije cada vez haciéndome más chiquita en el asiento.

— ¿Qué te he dicho al respecto Indivar?, no por qué Sebastián se tire al río tú lo vas a hacer. —desencajo la mandíbula y me miró incrédula.

— No mami, porque yo sería la que se aventaría primero, criaste a una líder no a una seguidora. —dije guiñándole un ojo.

Miro hacia el techo, alzo las manos y predico a mi favor: — ¡Dios, he sido buena samaritana, no voy a misa nunca, pero te tengo presente, que te hice para que me dieras una hija así de tonta! —.

— ¡Mama! deja de ofenderme frente a Diosito. —dije haciendo un puchero.

— Hablando en serio, debes tener cuidado cariño, no todos somos iguales, hay gente mala, por favor cuídate. —su mirada preocupada me golpeó de lleno.

— Esta bien, solo no lo pude evitar, algo me decía que lo hiciera. —

— Solo no te pongas en peligro, eres lo más importante para mí. —beso mi frente como cuando era pequeña y me dio un abrazo breve.

Sombras EscarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora