La fiesta que se presenciaba era de lo más glamurosa y llena de gente, el Rey de Austria un hombre alto, delgado, ojos azules y grandes; dientes blancos, cabello rubio; no muy largo, brilloso, tez clara. Tenía una actitud muy extrovertida y llamaba mucho la atención; así que todas las damas que se encontraban en su fiesta no dejaban de observar y pensar en la afortunada que sería su esposa.
El Rey sabía lo que provocaba cada vez que entraba a una habitación, eso le causaba una satisfacción enorme, pero solo tenía ojos para su futura esposa.
Se encontraba buscándola por todo el salón de baile en vano, no la encontraba, esa noche sería especial ya que por fin sería presentada al todo el reino como "la próxima reina".
Mientras tanto ella se encontraba en el balcón de su habitación, viendo el bosque que era la frontera entre su libertad y estar encerrada en ese castillo.
Odiaba la idea de tener que estar con alguien al que no conocía y tener que casarse con él, ella estaba harta de que la controlan como una pieza de ajedrez en un juego donde se decidiría el futuro de su nación, ella no buscaba ser reina y mucho menos de esa manera.
Escucho que tocaban la puerta de su habitación, ignoró el llamado, pensando que si lo hacía seguro se irían.
- Su alteza, disculpe pero el rey la esta buscando quiere saber si ¿piensa bajar al gran festejo? - preguntó la ama de llaves al otro lado de la puerta.
No contestó, por un momento solo se mantuvo en sus pensamientos y recuerdos de cómo llegó a ese castillo.
- Su majestad, ¿Va a salir a la fiesta de su futuro esposo?
Esas palabras la sacaron de sus pensamientos y mientras esa pregunta resonaba en su cabeza, se dirigió a la puerta para contestar al ama de llaves.
- ¡Él no es mi nada! - dijo con un tono de voz que hizo que la ama de llaves se asustara y quisiera salir de esa incómoda situación - y solo bajare cuando él no esté en el mismo lugar que yo.
- Pero su majestad, el Rey tiene una sorpresa para usted y es de suma importancia su asistencia.
Mientras tanto el rey seguía buscando, así que fue a sus aposentos, en el camino escuchó una discusión así que fue a ver lo que estaba ocurriendo.
- Dile a tu rey que no me interesa lo que sea que esté planeando - lo dijo justo cuando estaba cerrando la puerta.
- ¿Qué está pasando aquí? - preguntó el rey deteniendo la puerta evitando que se cerrará.
-Nada, solo le dije que yo no pensaba bajar mientras tu estés ahí y ella no me quiere dejar en paz- le dijo mirándolo a los ojos retando.
- Ya te puedes retirar - lo dijo viendo a la ama de llaves - yo me encargo- volteo a ver a la futura reina.
Ella solo quería alejarse de él, pero era imposible, él entró en sus aposentos cerrando la puerta, mientras que ella solo se hacía para atrás tratando de evadir cualquier conexión con él.
- ¿Que no entiendes que no quiero estar contigo, que no me interesa nada que tu puedas ofrecerme?
- Yo no te estoy deteniendo para que te vayas.
- Tu sabes perfectamente que yo debo de quedarme aunque no lo quiera.
- Al menos quiero que no lo veas como una prisión, quiero que te sientas lo más cómoda, al final tu seras la que gobierne a mi lado.
- Gracias pero no me interesa o más bien, no contigo.
El Rey se enojó y le alzó la mano con la intención de darle una cachetada por su horrible comportamiento, vio que ella no tenía expresión alguna en su rostro como si eso fuera lo que quería que pasara, como si solo estuviera esperando una excusa, pero logró contenerse.
Mira trato de estar calmado y ser razonable contigo pero tú eres imposible, siempre me tienes que llevar la contraria y si quieres que te trate como una esclava lo haré -dijo el rey con una seriedad que solo era conocida por los más viejos de la casa- vas a bajar y pondrás buena cara.
-No quiero.
- No te estoy preguntando, lo harás es una orden de tu rey.
Salió de la habitación dejándola con la palabra en la boca, ella lo único que hizo fue reflexionar lo que había pasado, se alistó y bajó al salón de baile para encontrarse con toda esa gente que sabía que solo estaban ahí porque querían saber cuál sería el futuro del reino.
Empezó a caminar y saludar a los invitados por educación, sus padres le dijeron que debía de ser amable y segura en público porque la forma en la aquel la ven es lo más importante ya que sería el ejemplo que debía dar siendo la futura reina.
Después de saludar a la mayoría de gente, se dio cuenta que un hombre la seguía con la mirada, eso le parecía extraño pero a la vez integrante, cuando por fin podía ir a hablar con él el rey pidió que le pusieran atención porque daría un anuncio muy importante, el anuncio que todos estaban esperando toda la noche.
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Eterno (vivir)
Randomuna mujer con una alma rota conoce a un hombre con un pasado muy extenso, cada uno tiene sus problemas, cuando se conocen no era el momento para ellos y deciden ni intentarlo, pasa el tiempo y ambos terminarán envueltos en problemas gracias a la mag...