Cassandra Se encontraba en su alcoba, no quería salir, ni ver a nadie, no sabia que es lo que pasaba, se sentía confundida, se sentó frente a su tocador, mirando su reflejo, perdida en sus pensamientos, cuando escucho un ruido una ligera voz detrás de ella, parpadeo y concentró la mirada en el reflejo de la sombra que se encontraba a unos pasos de ella.
- ¿Por qué esa cara querida? - dijo la sombra acercándose a la luz, logrando reflejar con más claridad en el espejo.
Cassandra se dio la vuelta para lograr verlo de frente y contestar su pregunta con otra pregunta.
- ¿Quién eres? - no lo dejo contestar cuando hizo otra pregunta - ¿Cómo entraste? - antes que lo volviera a interrumpir contestó.
- Querida, antes que hagas más preguntas inútiles escúchame. Mucho gusto me llamo Edan, te he vigilado por mucho tiempo y tu miseria me parece muy satisfactoria, así que quiero ayudarte.
- ¿Ayudarme? ¿A qué?
- A no hacer tu vida tan miserable
- No entiendo, si te gusta mi miseria ¿por qué quieres quitarla?
- Por que me deberás un favor y creo que es lo mejor que puedes darme.
- ¿Qué clase de favor?
- Eso solo el futuro lo dirá, no te preocupes, solo dime ¿aceptas?
- Mmmmm, ¿Cuáles son las condiciones de obtener tu ayuda y como me ayudarías?
- Es muy sencillo, con todo tu enojo y tristeza vamos a tener poder, un poder que no cualquiera puede, la única condición que te tengo es que cuando inicies no hay vuelta atrás, te voy a enseñar a desarrollar tu poder y control ante los demás - le contestaba mientras recorría la habitación mirando los detalles.
- No estoy convencida, pero creo que si puedo mejorar mi vida, acepto.
- ¡Perfecto! Muy bien vamos a iniciar, ¿sabes élfico?
- No - contestó, se notaba que no entendía
- Bueno, pues vas a tener que aprender, ten - dijo extendiendo la mano dándole un libro negro, se notaba que era viejo, pero seguía como nuevo, se sentía la magia que surgía de el. - lo leerás y te lo aprenderás, es lo más básico que necesitas saber, te veo mañana.
- Claro, pero...- no termino de hablar cuando Edan desapareció.
Miro el libro que tenía en las manos, comenzó a hojearlo e intentar comprender qué era lo que decía, aunque no entendió gran cosa.
Se hizo de noche Cassandra se estaba preparando para dormir, tenía puesta un camisón Azul oscuro de seda con tirantes, arriba del muslo, el cual estaba cubierto por una capa de tela transparente ligera del mismo color.
Camino hacia su tocador en busca del libro que le dio Edan, lo tomó y empezó a hojearlo, intentando comprender esos símbolos y formas.
Escucho un golpe en su ventana, volteo y se dio cuenta que era Ricardo, ella no quería saber nada de él y mucho menos verlo, pero la curiosidad de saber qué era lo que pasaba le ganó, fue a abrirle.
- ¿Qué haces aquí? - dijo dándole la espalda
- Necesitamos hablar - contestó acercándose
- No tengo nada que hablar contigo, es muy sencillo, eres rey y estás casado, felicidades - dijo con un tono de molestia
- Mira, se que puede ser extraño, pero cuando te vi sentí algo que no he sentido por otra persona - espero escuchar qué le diría Cassandra.
- Pero estás casado con otra persona y nos acabamos de conocer, así que creo que no hay nada más que hablar, así que vete. - contestó señalando la ventana por donde entró.
- Pero...
- ¡No me interesa vete! - alzó la voz para que entendiera que se tenía que ir.
Se fue de la habitación y Cassandra se fue a dormir pensando en las mil maneras de olvidar a Ricardo.
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Eterno (vivir)
Randomuna mujer con una alma rota conoce a un hombre con un pasado muy extenso, cada uno tiene sus problemas, cuando se conocen no era el momento para ellos y deciden ni intentarlo, pasa el tiempo y ambos terminarán envueltos en problemas gracias a la mag...