Las noches por naturaleza es oscura. Tiene varios protagonistas, varios escenarios y el arma homicida como el delito siempre es distinto.
Puedes vender tu cuerpo, tu sangre, tu apellido.
Pero ninguna montaña aunque esta estuviera hecha de dinero podría comprarte el alma del diamante enhebrado con las mismas agujas que se ha tatuado el diablo.
La mejor inversión, pertenecer al Edén del infierno.
Así definí lo que denomine uno de mis pocos iconos en esta vida, que como cada icono representa una idea en tu identidad. Una mujer vestida por Channel en el tono rosado noventero, sobre tacones finos, disparando una escopeta.
Sin remordimiento, sin miedo y sin preocupación de que sus telas finas se arruinaran. "No conozco otra definición a veces que no sea la de irme a la mierda" .Se excusa al girar su cabeza desde su posición parada en medio de su jardín contemplable. Sin el recelo de arruinar sus flores blancas a balazos. Una media sonrisa de placer que se visualiza, mientras bajaba el arma en simbolismo de paz, fue finalmente lo que me acaparo totalmente.
Yo la observaba asomando solamente mi cabeza desde su gran puerta con cristales corredizos que llevaban a esa naturaleza a oscuras donde ella se encontraba . Con la frente en alto, sin un poco de temor a recibir una bala que pueda venir de un cualquiera a terminar una tiranía.
Arriba de mi cabeza expectante aparecía la cabeza de Montana, con su cabello característico, que siempre estaba quemado de tantos tintes. Reflejando a su manera en su rostro lo que le provocaba ese escenario que describía como poesía a la violencia, al mismo tiempo que su curiosidad que podría matarla como a un gato pequeño, la hacían buscar algún indicio para ver a quien ella, a quien juraba respeto, dirigió sus disparos. El sentimiento de nutrirse de eso, del peligro.
Montana no era la primera vez que presenciaba armas de fuego como otras cosas que pudieran quebrantar la ley de una sacudida. Parecía ser que ese era su único requisito para sus actividades: nada dentro del marco legal. Y a mi en cierto sentido, con el tiempo, me empezó a suceder lo mismo. Lo busque y encontré por simple instinto. Manifestándose diferente, pero característico a mi persona. Yo nunca había escuchado disparos y ese día me enamore.
Así comenzó el peor espiral de amor y lujuria. Una caída sin fondo de la cual no quería subir y esa era lo peor de todas las partes. Mi relación con Dolly Beker me llevo al ultimo eslabón de mi placer autentico, que comencé a comprender por el mundo que me mostro: ejercer la violencia. El caos, la desdicha, la discordia, la gracia mal intencionada.
Y a la medida que se iba estrechando esa relación, las paredes del hoyo sin fondo en el que caía se hacían mas pequeñas. Las cosas subían de nivel. Cada noche eran una experiencia nueva que me dejaba durmiendo como si hubiera tenido una noche de sexo selvático . La calle es incierta. Sobre todo si no tienes una madre que te adopte y te apadrine. Regándote como si un día en el que ella no este en este plano, serás el árbol mas alto entre toda esta maleza.
Le tome un cariño a Dolly que se me escapo de las manos. Mi persona preferida en el planeta y la que mas respeto en el mismo. La persona que me enseño palabras de un léxico elevado para el dialogo y a disparar una 38 para el respeto.
Comencé a vender su merca en un intento con tal de pagar el precio a esa vida, a ese paraíso clandestino que le dicen infierno, que te lo prohíbe y aleja la sociedad.
La cantidad de sangre que derramada para ella en ese lugar marcaba su valor. Y alcanzaba para demostrarle mi lealtad y ese cariño del que me jactaba. Por que cuando descubres que el mundo esta tan estrechado con la cocaína, todo se vuelve mas crudo. Una desgracia camuflada a plena luz de una vida impuesta por la decencia. El mundo que habitamos junto con el polvo de hada es un encanto destructivo. El mundo del hada madrina que te la proporciona en tus manos, se paga con no poder conciliar el sueño algunas noches o talvez en algún momento nunca.
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TOXICOMANÍA
Teen FictionEntre la violencia, las drogas, el ego y el amor: un grupo de tres amigas problemáticas experimentan los altibajos de ser un narcotraficante de cocaína en las calles del pueblo y de lo que ser un adolescente cotidiano en la vida de la secundaria.