3- "Vulgar Princess" Paris

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Lo impensado se volvió predecible entre ellos dos.

Una monja, inmersa en la impureza que se escabullía en la noche y dejaba ver como un pavo real abriendo sus plumas, su esplendor en el bar nudistas a las afueras del pueblo siendo una prostituta.

El, ahí tan típico para ella, alto, duro que vino directo de la oscuridad y es el actual dueño del lugar, uno de los tantos dueños de una parte de la noche. Su proxeneta. Que cogía con todas las chicas que trabajaban ahí, porque decía que eran suyas. Pero a ella, le susurraba al oído que era distinta, que no era una puta mas ni culo de esos que ahí afuera pasando la puerta de su despacho había cientos resfregandose por todos lados7. Que aunque tal vez no le creyera, lo había enamorado con la primer mirada que le había dirigido apenas apareció, porque lo maravilloso fuera de un cuerpo semi desnudo es raro por acá.

"No podría, no quiero ser tu estúpido amigo"

Todos lo dias que ella aparecia, en alguna hora de la jornada, la invitaba dentro de esas cuatro paredes donde yacía el poder y hasta el hartazgo le hacia el amor.

De la enfermedad que tiene la iglesia con lo prohibido, de la poesía desgarrándose al verlos proclamarse humanos, dentro de cuarto lleno de fantasías negras, en un bar lleno de bailarinas con las piernas abiertas, vino a la vida Paris.

El perro del diablo.

Que estaba sentenciado a su destino.

Como si fuera una profecía cumpliéndose inevitablemente, como si ese amor suicida no pudiera dar otro fruto que este cachorro de bestia.


Sus primeros años en este mundo como una bebe y lamentablemente los siguientes que vendrían, trascurrirían junto a su padre. Quien se la había llevado fuera de esa clandestinidad en la que se encontraba escondida en el cabaret que Angie la había parido. Para que tuviera una vida normal y corriente, que su madre no le podía dar, porque la iglesia, la familia y el pueblo sentenciaban peor que cualquier entidad que se encontrara en el infierno.

"Llévatela por que conmigo esta mas que condenada, yo ya lo estoy. Pero no hay nada peor que un hijo de una prostituta. Me voy a terminar quedando sin nada, en la calle"

Mas allá de los escenarios, las luces rosas, violetas. Los tragos deliciosos que todos invitaban y el aire pornográfico que se respiraba. En el fondo del bar, esbelta en la oscuridad y el escabullimiento, como solía ser toda su vida, Angie lloraba a mares, aunque sabia que lo mejor era que su niña, Paris, estuviera con su padre. Porque la sociedad juzga peor a las mujeres, pero peor a una prostituta.


Lo siguiente que vendría seria una infancia peculiar en la gran casa plagada de lujos que trae el sueldo de la noche del "viejo", como le apodan al padre de Paris. El dueño de las grandes discotecas de elite podía comprar, manejar y hacer plata en una parte de la noche de este pueblo. Le habían enseñado como golpear hasta matar, como hacer dinero entre la mierda, como consumir a cualquiera. Pero no como tenia que criar un niño y cuando finalmente la caja de corazón que contenía la ilusión se rompió, es decir, cuando Angie tuvo que dejar de venir los fin de semanas como solía ir a visitarlos a ambos.


Ojala la hubieran dejado en la calle como tanto se lamentaba si la descubrían en su naturaleza, por que luego de que sucediera aquella noche, espantados sus padres, con la presión social desmoronando sus vidas. A que la gente vieran y se comentaran, que el apellido fuera ensuciado como nada solo por tener una hija puta. Incinerar su identidad escondiéndola con la etiqueta de "drogadicta y enferma mental" en un convento a varias horas de distancia fue su mejor opción.

TOXICOMANÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora