El despertador sonaba como cada mañana, remplazando el silencio de la habitación con un agudo chirrido para anunciar que eran ya las siete en punto de la mañana. Noviembre había llegado hace un par de semanas atrás, por lo que el frio era algo habitual desde hace un par de semanas atrás. Mientras presionaba el botón para silenciar el despertador, dentro de mi cabeza se libraba una fuerte y acalorada lucha entre levantarme para no llegar tarde a clase o quedarme siendo abrazada por las confortables sabanas de mi cama, y por desgracia la segunda opción iba ganando.
A medida que luchaba contra el deseo de levantarme, una luz tenue comenzaba a filtrarse entre las delgadas cortinas de mi habitación, permitiendo apreciar el color miel de las paredes el cual según mi madre trasmitían una atmósfera de paz y tranquilidad.
—¿Cuanto mas piensas dormir?— dijo mi madre, quien se encontraba en el primer piso de la casa, el tono molesto de mi madre obligo a todo mi ser a dar un salto de la cama como si mi vida dependiera de ello, y para mi desgracia probablemente sea cierto, ya que desafortunadamente no podía darme el lujo de llegar una vez más tarde al colegio a menos de que quisiera morir a manos de mi madre, y créanme eso no esta en mis planes.
Ya fuera de la cama dejo caer sin mucho cuidado el camisón que hasta ese momento cubría gran parte de mi cuerpo, para luego frotar mis ojos con mucha fuerza para que estos sean capaces de enfocar por completo la ruta que debía tomar hacia el baño.
Una vez entre en la ducha, giro cuidadosamente la perilla del agua caliente, la cual provoca que pequeñas gotas de agua caigan sobre mi desprotegido cuerpo, haciendo que instintivamente de un salto hacia atrás. Por lo regular me gusta tomar duchas rápidas, pero el clima frio y las gotas de agua caliente cayendo sobre mi provocaban que mi cuerpo no quisiera abandonar esa cálida sensación.
Después de casi 20 minutos, y yo ya fuera de la ducha, me coloco la toalla con la que sin mucho cuidado comienzo a secar todo mi cuerpo mientras me dirigía al armario donde se encontraba previamente preparado mi uniforme escolar. Ya con la ropa en mis manos fijo mi mirada sobre el pequeño despertador postrado sobre la mesita al lado de mi cama, para saber que tanto estaba retrasada, el cual para mi gran sorpresa era de tan solo 10 minutos. Ágilmente me coloco el uniforme junto con unas medias largas y una bufanda las cuales tenían la misión de impedir que el poco calor que generaba mi cuerpo escapara de mi.
Ya con todo mi atuendo escolar puesto, tomé mi mochila y proseguí a bajar las escaleras lo mas rápido que pude sabiendo que el habitual regaño de mi madre me esperaba una vez entrara a la cocina. Sigilosamente crucé el salón principal hacia el comedor, donde como había previsto fui detenida por la intimidante voz de mi madre, la cual estaba lista para disparar un enorme sermón que terminaría conmigo prometiendo que no se volvería a repetir. Una vez el altercado finalizo, proseguí mi camino hacia el comedor donde esperaba poder disfrutar de mi desayuno sin algún otro problema, o esa era la idea.
—No se supone que deberías estar invernando— A estas alturas de la vida, podría decirse que Dereck y yo llevamos la típica relación de hermanos que pelean por casi todo, pero que en el fondo sabemos que podemos contar el uno con el otro cuando las cosas se ponen feas.
Sin prestarle mucha importancia al mal intencionado comentario de mi hermano, coloco el plato frente a una de las sillas vacías para poder así llenar mi cuerpo con las calorías necesarias para sobrevivir a otro día de clases.
Ya que hablamos un poco de mi familia, es mi turno de presentarme como es debido. Hola, mi nombre es Cyan, actualmente tengo 17 años y estoy cursando el segundo año de preparatoria. En cuanto a personalidad, me considero una persona que le gusta ver el lado bueno de las cosas. Vivo con mi padre quien es un reconocido escritor de novelas de ciencia ficción, mi madre quien es maestra y ama de casa, y por ultimo mi hermano el cual es 3 años mayor que yo. Entre mis hobbys están leer mayormente comics y mangas y jugar videojuegos en línea con mi hermano, amigos y rara vez con mi padre. Aunque no todo es alegría, ya que desafortunadamente eso me a llevado a tener más de una discusión con mi madre por no ser lo suficientemente "femenina". Pero vamos, no pueden culparme de preferir pasar horas y horas dentro del estudio de mi padre leyendo esas enormes pilas de libros y jugando con su vieja Nintendo 64 en lugar de salir con las chicas de mi edad a hacer bueno lo que se supone hacen las típicas chicas de preparatoria.
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Hacia lo mas alto de Sinnho (Re-editado)
FanfictionEsta historia nos cuenta las aventuras de Cyan una chica de 17 años que gracias a Morfeo una consola de ultima generación es enviada a un MMORPG llamado Pokémon Word, donde ella junto con sus amigos Yuki y Sack vivirán grandes aventuras mientras in...