"Estuve gastando los últimos meses pensando en todo lo que el amor hace: romperse, quemarse, y terminar.
Pero el miércoles en un café lo vi comenzar de nuevo"
Donde Carlisle descubre que Esme no es su compañera destinada a pasar la eternidad a su la...
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El ceño fruncido de Catherine se acentuó en su rostro mientras observaba la interacción entre Harry y Esme, desde el lado contrario en la habitación del hospital. Tensó su mandíbula al notar la mirada en los ojos de su hermano, los cuales brillaban al mirar a la castaña.
No pudo evitar que sentimientos como indignación y molestia la envolvieran, además de una enorme confusión al entender cómo es que ellos llegaron a juntarse.
Si, Harry le dijo que se conocieron en el pasillo del supermercado pero de entre todas las personas, ¿Por qué ella, Esme? La que se supone es esposa de Carlisle, según le dijo Aurora.
En el tiempo que llevaban en la habitación de hospital, descubrió que los ojos de Esme eran dulces y amables, no había malicia en ellos que pudiera revelar que escondía un oscuro secreto, como estar casada quizás.
Además, estaba el hecho que se trataba de Harry ¡De Harry por Dios! El sujeto más desconfiado y con las defensas a su alrededor tan altas como el Big Ben. Si Esme le hubiera mentido respecto a estar soltera, Harry lo habría descubierto de inmediato.
Quizás se hayan divorciado desde la última vez que Aurora los vio pero ¿Quién en su sano juicio se divorciaría de un hombre como Carlisle? No es que ella lo conociera pero según le dijo Aurora, es un buen sujeto.
Lo que más le sorprendía es que Esme llegase al lado de Harry al hospital para ver a su hija enferma a pesar que estaban en su apenas segunda cita.
El hecho que Esme no haya huido de inmediato provocaba cierto respeto de Catherine hacia ella.
Aún así, necesitaba hablar con ella para resolver ese asunto.
"Esme." La llamó. "¿Podrías acompañarme a la cafetería? Necesito un café." Eso era cierto.
La noche anterior no había podido dormir por la pesadilla que tuvo. Fue extraña. La rodeaba una extraña oscuridad como si llevara algo sobre sus ojos que le provocaba una vista borrosa. Su oído sin embargo estaba bien pues en medio de la oscuridad escuchó una conversación, pero no llegó a entender lo que hablaban. También, escuchó llantos y estaba segura que provenían de ella o quien sea que fuera en ese sueño. Lo que sí recuerda con exactitud es el miedo más un sentimiento de pérdida tan intenso que incluso horas después de despertar lo seguía sintiendo.
