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¿Era posible acaso que los vampiros se congelaran en estado de shock? Porque en ese momento, en aquel balcón de teatro, observando a aquella bailarina, Carlisle lo estaba.

Se encontraba estático, su mente sin procesar lo que sucedía. Esme notó el cambio en su mirada. Curiosa, dirigió la vista hacia el mismo lugar que él y se dio cuenta que miraba a la bailarina, a Diane.

Estudió la mirada de Carlisle durante unos segundos que parecieron horas y entonces lo comprendió también.

"Carlisle." Llama ella.

El aludido no respondió, en cambio posó sus ojos en ella, los cuales estaban llenos de culpabilidad. Pero para sorpresa del rubio, en los ojos miel de su esposa a pesar del dolor en ellos, también había comprensión. "Es ella." Murmuró con una sonrisa tenue.

Carlisle asintió desconcertado. Durante décadas creyó que su compañera era Esme, su actual esposa y quien lo ha acompañado durante mucho tiempo. Pero estaba equivocado. Tan, tan equivocado porque justo ahora, en ese momento y frente a él estaba su verdadera alma gemela, su verdadera compañera.

"Hay que irnos." Espetó Carlisle poniéndose de pie.

"Pero Carlisle..." Esme detuvo su protesta al ver la mirada desolada en el rostro del que ha sido por tanto tiempo su esposo.

"Yo no, no..." balbuceó.

Al final fue Esme quien guio a Carlisle hacia la salida. Por el rabillo del ojo observó a las demás personas salir de la sala. Sobre el escenario no había nadie.

Mientras caminaban entre el mar de gente buscando la salida, Carlisle iba murmurando tan bajo que de no ser por su oído ultra desarrollado no podría haberlo entendido.

"Perdón, Esme. Perdón, perdón, perdón, perdón..."

"¡Carlisle, basta!" Apenas movió sus labios pero el tono de voz que empleó no dejaba lugar a discusiones.

𝘽𝙚𝙜𝙞𝙣 𝘼𝙜𝙖𝙞𝙣 |Carlisle Cullen|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora