—Te vendré a ver una vez al mes. ¿Necesitas algo?
Ni siquiera lo miré. No se lo merecía. Mis padrinos siempre me dijeron de niña que yo era una princesa en esa enorme mansión y en su Imperio... Y que ninguna persona común podría hablarme tan deliberadamente, ni mucho menos si no estaban a mi altura. Ni siquiera mi propia familia.
—No seas tan soberbia —se burló Yaroslav—. No estás en posición.
No tuve reacción.
Él suspiró—. Si tan solo hubieras sido diferente a tu padre, nada de esto te habría ocurrido.
Y se fue.
Escuché el manojo de llaves sobre la puerta y después sus pasos alejándose, y solo entonces, pude respirar tranquila. Me eché hacia atrás en la cama y me quedé mirando el techo, me encontraba en una habitación completamente blanca y acolchada, ni siquiera sé cómo llegué aquí... Lo último que recuerdo es el rostro borroso de Morgana mirándome con tristeza mientras Yaroslav me tomaba en brazos para sacarme del ático, mi cuerpo estaba desnudo y lleno de sangre, fluidos y suciedad. Nada más. Después me desmayé nuevamente cuando él me subió a su carro. Seguramente me bañó, porque ahora mismo estoy con ropa limpia. Me miré hacía abajo, estaba vestida con un pantalón y una camisa de algodón beige, parecía una pijama de dos piezas, seguramente era el "uniforme" del internado.
—Ellos no podrán hacerme daño aquí... ¿Verdad? —susurré para mí misma.
Ah, el flamante Internado psiquiátrico Atwood. ¿Quién iba a pensar que estaría aquí cómo una paciente más? O más bien, ¿Quién diría que mi familia paterna era una total mierda? Qué patético.
Yaroslav Vladímirovich Dagger... El director y fundador de Atwood. Un internado psiquiátrico de gran estatus, catalogado como uno de los mejores a nivel nacional. Además de ser el dueño y fundador, mi abuelo es el director de todo el lugar y se desempeña como psiquiatra y médico. Atwood está dentro de Winston, un territorio que es solo bosque y que está alejado de toda civilización. La ciudad más cercana a Winston está a unas dos horas de aquí. Básicamente es un bosque fantasma. Yo no tenía mucha información ni relación con mi abuelo, mi madrastra y mis hermanos, a pesar de ser familia, jamás conviví con Yaroslav hasta ahora, más que nada porque mi abuelo decidió hacer su propio Imperio aquí en Eslovaquia y no en Rusia, en dónde está todo el Imperio Dagger. Sin embargo, además de Rusia, crecí también en Alemania, en la mansión roja, territorio del Imperio Rojo, territorio de los Leones Mortensen. Un Imperio de mafia regido por mis padrinos, Dahak e Iryna Mortensen. Ellos son los reyes de toda Alemania junto a los Alvensleben. Y nosotros, somos los reyes de toda Rusia.
Suspiré. Papá... ¿Te acordarás de mí? ¿Recordarás que me dejaste tirada aquí en Eslovaquia a manos de una familia con la que mi contacto es prácticamente nulo y encima esa misma familia me ha secuestrado, abusado y maltratado en tan solo un par de días? Una real mierda.
De la nada mi mente se llenó de recuerdos de un hermoso par de ojos color azul zafiro. Y mi corazón enloqueció de tan solo pensar en él.
—Sapfirovyye glaza... —susurré—. ¿Usted también estará aquí...? ¿O estará en otro lugar?
Ojos de zafiro.
Si volviera a ver esos ojos de azul zafiro, ¿me seguirían mirando de la misma forma? ¿Me seguirían mirando con tanta devoción? Esos ojos azul zafiro, son los ojos del único hombre que me ha interesado en la vida. Esos ojos de azul zafiro, son los ojos de mi amor de infancia. Lo que más amo de ellos además del color azul zafiro, es que en el ojo izquierdo de mi chico, él tiene una pequeña mancha marrón, haciéndolos únicos en todo el mundo. ¿Cómo será volver a ver a mi Sapfirovyye glaza, si mis sentimientos son nulos por todos a mi alrededor? Desde el primer golpe que recibí hace unos días atrás, sentí como mi corazón se había apagado... Ellos me vaciaron por dentro.
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LA FLOR DE LA MUERTE © #1
Mystery / ThrillerMuertes. Es lo único que quiero. Quiero destruir. En mi sangre llevo el arte de asesinar. No quiero perdonar. No quiero dar misericordia. No quiero una maldita tregua. Quiero que se arrastren en mi Infierno. Mi Sed de Sangre me exige venganza...