CAPITULO 18

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3 de junio de 2019

Lucía despertó lentamente, respiró hondo y se pasó la mano por el rostro, haciendo una mueca al sentir el mal sabor en su boca. Pestaño algunas veces para acostumbrarse a la claridad que insistentemente invadía la habitación entre las cortinas. Bostezo antes de intentar levantarse, apenas para notar el cuerpo de Alex entrelazado al suyo.

Lucía se permitió sonreír suavemente. Alex estaba de la misma manera de siempre, el cuerpo encajado perfectamente al suyo, en forma de concha, mientras una de las piernas estaba entre las de la castaña y una mano, posesiva, cubriendo su barriga. Lucía suspiró. Le costaría salir de alli.

Lentamente retiró la mano de Alex de su barriga e intentó desentrelazar sus piernas sin despertarla, sin embargo, falló. Bufó frustrada, pues pretendía salir sin despertar a su novia.

- ¿A dónde vas? - Alex preguntó, antes incluso de abrir los ojos. Lucía siempre encontraba aquello adorable.

- Estoy mareada, amor. - Dijo sintiendo sus dedos acariciar automáticamente la cara de la más joven. Ella soltó el aire con un suspiro contenido y profundo, abriendo los ojos extremadamente verdes. Alex la encaró, preocupada, pero la castaña apenas sonrió para tranquilizarla.
- Está todo bien bebé, vuelve a dormir, voy a tomar un baño y luego vengo a despertarte a la hora correcta. Puedes dormir un poco más. - La castaña habló haciendo cariño en el cabello de su novia, que poco a poco fue cerrando los ojos lentamente, hasta volver al sueño profundo.

Lucía se sentó sobre la cama, sintiendo algunos de sus músculos doler. Quito la sábana enrollada al cuerpo, mientras observaba las gotas de lluvia que caían sobre la ventana.
Gimió en satisfacción por el agua caliente que salía de la ducha y se escurría por su cuerpo. Ella tomó un baño sin prisa, aprovechando para cepillarse los dientes allí mismo, desenredar todo su cabello e incluso retirar cualquier resquicio de maquillaje de la noche pasada. La castaña escuchó algunos pasos débiles hacia la entrada del baño, para luego constatar a Alex lavando la cara perezosamente detrás del cristal del cuadro transparente, con la intención de sacar la pereza del cuerpo.

- ¿Estás bien? - preguntó la ojiverde, tomando la pasta de dientes y colocando un poco en su cepillo.
Lucía murmuró un sí soso, mientras buscaba el champú en uno de los estantes de metal.

Alex salió de la habitación y después de unos minutos, volvió con dos toallas blancas suaves. Lucía no pudo dejar de sonreír al ver a la chica quitar su ropa de manera perezosa y entrar en el box.

- La cama es medio vacía sin ti. - Lucía negó con la cabeza y tiró a la más joven por la cintura hacia abajo de la ducha, haciendo que los labios de Alex chocaran rápidamente con los suyos.

La lengua de Alex invadió la boca de la más mayor, mientras sus pulgares acariciaban las mejillas de la mujer y sus narices se rozaban una y otra vez durante el beso. Con pequeños sellos, Alex se alejó y dio una sonrisa torcida. Las dos se quedaron diez minutos más abajo de la ducha, mientras Alex, literalmente, bañaba a Lucía, que parecía más mansa y perezosa de lo normal y aún parecía estar durmiendo de pie, algunas veces, causando risa y algunos resmungos de su parte.

Alex se enrolló en la toalla, mientras Lucía se secaba el cabello con la suya, no importando en salir del baño sin ropa alguna, para ir hasta su armario y vestirse. En pocos minutos, la ojiverde se encontraba vestida y con el cabello húmedo, mirando hacia una visión de Lucía todavía desnuda, llena de pereza terminando de cepillarse el cabello.

- ¿Qué te ha dado a ti hoy? - La chica preguntó con una sonrisa en la cara, mientras se acercaba al rostro de la castaña, dándole algunos besos en la mejilla.

MI ALUMNA... MI AMANTE (Luciale) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora