Un abrazo

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Los últimos días Adrien se la pasó espiando a la chica que le comenzaba a robar suspiros y sueños.

Hace días que no dormía por pensar en esa joven peliazul.

Si dormia, la encontraba en sus sueños y la veía mucho más hermosa que lo era en realidad.

¿Tanto le gustaba su amiga?

Sólo el lo sabía... O eso era lo que creía.

Se llevó ambas manos a su cabeza con un poco de desesperación.

En esos momentos necesitaba un consejo, pero no se lo podia pedir a su padre o a Nathalie y mucho menos a Marinette.

El consejo se trataba sobre ella.

Su kwami se acostó a lado suyo mientras admiraba la belleza de su queso.

-Piensas en ella, ¿cierto?

El rubio asintió sin ganas.

-¿Qué hago Plagg?

El kwami tragó el pedazo de queso y luego pareció que comenzaría a hablar pero en realidad sólo abrió la boca para dar un bostezo.

Para que le preguntaba a él, era un simple kwami que no sabe ni le interesa el amor... Aunque por unos aros de queso camenbert hasta se convierte en el mejor consejero del amors.

-Pues yo que sé, transformate en el gatubelo y ve a visitarla.

Sugirió a lo que Adrien asintió.

.

.

.

Su melena rubia se movía con el viento que provocaba al correr y brincar por los tejados de las casas.

Le encantaba hacer eso, se sentía libre y sin ningún problema.

Sólo era él, un gato callejero.

Llegó hasta la habitación de la chica y tocó la ventana de él balcón.

-Vete Chat.

Susurró Marinette, tratando de que sus amigas que husmeaban por su habitación no lo vieran.

-Vamos, tengo que hablar contigo.
La azabache tiro un libro que estaba cerca de ella, ganandose la atención de sus amigas.

-Saldré un momento, la lectura de ese libro era muy larga y pesada.

Argumentó la chica saliendo de la habitación hacia su balcón.

-Encerio... ¿Larga y pesada?, si es el libro de Caperucita Roja.

Dijo Alya, desconcertada.

-¿Qué quieres chat? -Susurró la azabache con enojó.

-Necesito hablar contigo, es algo muy importante.

El rubio trató de abrazarla pero ella lo apartó.

-Ahora estoy con mis amigas, Alya podría verte y matarte u hostigarte de preguntas.

-Es que es muy importante lo que te quiero decir, encerio.

La azabache pareció meditar las palabras del rubio, asintió y miró con seriedad al héroe.

-Hablaremos pero aquí no.

Justo cuando se hiban el cinturón del traje de Chat noir fue jalado por Alya.

-Oye, ¿adonde te llevas a mi amiga?

Marinette y Chat noir compartieron miradas de miedo y desesperación.

enamorado de mi amigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora