1. Nunca saldrán de casa

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Llovía a cántaros,la tormenta se había desatado como nunca antes, las dos hermanas gemelas estaban en la sala con su madre, leyendo y memorizando cada línea de los 7 pecados capitales, los tenían que recitar cada mañana y cada noche o si no, su madre las castigaria, las chicas ya habían acabado la escuela y querían entrar en una universidad, pero su malvada madre no quería que ellas salieran y que los hombres las vieran con ojos de deseo. La lujuria era el peor de los pecados para ella, su tía Raquel era la única que era buena con las dos, las consentia y les llevaba regalos a escondidas de su hermana Janet, pero era inútil, a la hermana mayor nunca se le escapaba nada y las niñas terminaban siendo castigadas.

-Janet, ellas ya tiene la mayoría de edad y tienen derecho a la educación, eso no se lo puedes negar- Intervino la tía Raquel con mucha tristeza de ver a sus dos pequeñas niñas en esa situación todos los días.

-¡Oyeme bien Raquel, no te metas en la vida de mis hijas, ellas nunca saldrán de casa!- Espetó la mujer con furia y rencor hacia su hermana menor, la odiaba con todo su ser.

-No las puedes seguir obligando a esto-Volvio a decir y se fue a su cuarto a llorar, su hermana nunca la quiso y la odio más cuando se enamoraron del mismo hombre y el escogió a Raquel, Janet no lo soporto y lo asesinó a sangre fría, sin no era de ella pues no sería de nadie. Las hermanas Brown guardaban un secreto que sólo ellas se lo llevarían a la tumba.

No dejaba de llover y ambas chicas estaban en su habitación, estaban nerviosas y tenían mucho miedo de ver la reacción de su madre, estaban decididas a rogarle que las dejara ir, que ellas sólo querían estudiar y no se fijarian en chicos ni tendrían amigos.

-Eva crees que sea buena idea- Dijo Elisa con miedo, su hermana suspiro.

-No, pero nada sacamos con intentarlo-Le contestó su gemela encogiendose de hombros.

Las gemelas Brown eran hermosas, sus cabellos negros como la noche eran largos, su piel blanca como la nieve y de porcelana, sus ojos de un color miel con motes amarillos, labios rosados y carnosos, tenían un cuerpo bello, su madre las obligaba a vestir con faldas largas y blusas que cubrían el cuello. Su más grande sueño era estudiar administración de Empresas, las chicas querían tener su propia empresa de moda, Elisa sería la diseñadora y Eva la empresaria.

-Listas, quiero escucharlas una sola vez y si se equivocan ya saben donde dormiran-Dijo sin remordimiento alguno, ellas pensaban que su madre nunca las iba a amar y eso las llenaba de tristeza.

Las hermanas recitaron en unísono cada pecado capital perfectamente sin equivocarse, frente a la dura mirada de Janet, que curvo un poco los labios hacia arriba en aprobación, las chicas soltaron el aire que retenian y Eva se atrevió a hablar:

-Madre, nosotras queremos ir a la universidad, ya que ganamos la beca por ser las mejores estudiantes, porque no aprovechar la oportunidad-Dijo Eva con voz firme, ella era la más fuerte de las hermanas y la que más recibía castigos por llevar la contraria a su madre, o por defender a Elisa de los severos castigos.

-Ya les he dicho varias veces Eva, porque insisten en algo que no va a ocurrir-Dijo severamente y salió de la habitación con una mirada gélida.

-Lo intentamos, eso es lo importante-Dijo Elisa con un suspiro de decepción, su hermana no dijo nada, sólo se prometío así misma hacer lo que fuera necesario por convencer a su madre.

Pecados Mortales[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora