7. En la biblioteca

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Eva corrió por los pasillos, se le había olvidado por completo que debía hacer el trabajo con Wesley, ese que robó su primer beso, se sentía nerviosa, sus manos temblaban. Antes de entrar por la puerta respiro hondo y busco con la mirada al chico, él estaba en una mesa al fondo de la biblioteca con un libro en sus manos, con su gesto endurecido y el ceño fruncido, estaba de mal humor, se había peleando con Brad; el capitán de fútbol, para incrementar su ira Eva llegaba tarde.

-Lo siento no me di cuenta de la hora- Se disculpó Eva con la mirada abajo, no era capaz de verlo, Wesley respiro hondo, para no perder el control frente a la chica.

- No importa, siéntate- Dijo cortante, Eva se sorprendió, no dijo nada. Tomo asiento junto al chico que no apartó la vista del libro en ningún momento, ella se preguntó si había hecho algo mal, por que de repente estaba actuando tan distante con ella.

-Por donde...- Wesley puso un dedo en sus labios, no se pudo contenerme más y se acercó a su boca robando sus labios, chupo con fuerza haciendo que Eva soltara un dulce gemido, que lo descoloco por completo. Su boca inexperta le fascinaba y le invitaba a seguir provandola. Cada vez ese deseo de hacerla suya iba en aumento, quería poseer cada parte de ese cuerpo, así que sin pensarlo posó una mano en su muslo. Eva dio un brinco cuando sintió el tacto en su pierna y un calor desconocido recorrió todo su cuerpo, ansiada por más de aquella sensación que le estaba gustando.

Wesley al ver que no se resistió subio la mano lentamente por encima de la falda hasta llegar a su intimidad, paso un dedo por medio y Eva tembló, se estremeció cuando froto despacio por encima de la tela, estaba en llamas, en ningún momento despegaron sus labios, hasta que cayeron en cuenta donde estaban, se separaron lentamente y Eva estaba roja de la vergüenza, nadie la había tocado, para ella era algo nuevo y desconocido.

-Ven conmigo- Dijo Wesley con la voz ronca cargada de deseo, Eva no supo que decir, así que la tomo de la mano y caminaron por un pasillo donde entraron a una oficina, donde guardaban los libros que ya no servían.
Una vez adentro, Wesley puso seguro en la puerta, alzó en su brazos a la pequeña Eva y la pegó a la pared, donde la beso con más pasión, estaba cegado por la lujuria. Solo tenía en mente robar la inocencia de la chica, ella se dejó llevar por el embrujo del chico más guapo y sexy de la universidad, rodeó con sus pequeñas manos su cuello, y sus piernas las envolvió alrededor de la cintura, sus cuerpos estaban totalmente pegados. Wesley subió un poco la falda y metió la mano por en medio de sus muslos, la piel de Eva se erizó, al llegar a su intimidad, tocó por encima de la ropa interior, estaba empapada por los flujos, ella también estaba excitada. Removió las bragas a un lado y pasó un dedo por el medio de sus labios tocando directamente el punto más sensible de ella, quien soltó un gemido al sentir su tacto directo, en ese momento se le olvidó por completo las reglas de su madre, estaba envuelta en el deseo, cada vez que Wesley aumentaba la velocidad con sus dedos que entraban y salían lentamente para no lastimar, pero para ella era una tortura, quería que los moviera rápido, quería seguir sintiendo ese calor en su vientre bajo, se mordió los labios, entre cerró los ojos. Wesley, contempló su rostro y su expresión de placer lo engrandecio, aceleró los movimientos y la animo a mover las caderas con la otra mano, ella se dejó llevar por todo lo que él le estaba enseñando, un gran calor sintió en su interior, sintió como se desvaneció en los dedos del chico, de repente, le dieron ganas de ir al baño, y trató de separarse de él.

-No te contengas... vamos pequeña, dame tu primer orgasmo- Susurró en su oído, una corriente la atravesó y dio paso a su primer clímax, sus piernas flaqueron, se sostuvo con fuerza del chico para no caer, apretando con fuerza los dedos de Wesley que seguían moviéndose en círculos dentro de ella, él se mordió los labios, dejando escapar un gutural gemido, al sentir como lo apretaba. Su erección estaba a punto de romper su pantalón, pero se contuvo para no hacer de la primera vez de la chica en una biblioteca, la quería en su cama, con esa misma expresión que tenía en ese momento, la beso por última vez y salió de ella con mucho cuidado. Eva se quejó un poco cuando sus grandes dedos salieron. de su interior.

La culpa le llegó de instantáneo, sintió vergüenza de ella misma, pero a la vez se sintió feliz como nunca lo había estado.

-Me oriné - Dijo con mucha pena, Wesley sonrió. Pensó que era tierna e inocente, la ayudó acomodarse la ropa y dejó un tierno beso en su pequeña nariz.

-No, ese fue tu primer orgasmo pequeña, sólo cambiate cuando llegues a casa- Dijo él con tono dulce. Lo cierto era que desde que la conoció, ya no peleaba como antes, ahora sólo con pensarla, su ira y su furia desaparecían como por arte de magia.

Pecados Mortales[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora