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Me dormí feliz y desperté emocionada, él me transmitía cosas tan lindas, que si me pidiera asaltar un banco con él aceptaría.

—Aly, te ves muy contenta—me dijo mi mamá en cuanto me vio, a lo que yo sonreí—saldrás hoy?

—sip—dije tomando una manzana del refrigerador, para luego lavarla, y darle una mordida.

—bien, pero tienes que doblar ropa y ordenar las piezas—me dijo a lo que asentí, era lo mínimo que podía hacer.

***

El día estaba agradable, estaba afuera del local esperando, en cuánto me vio hizo una seña para que entrara.

—heyy—me dijo y se acercó a darme un beso en la mejilla—qué tal estás para lo de hoy?

—perfecta, espero no quemarme como tú—lo webie y el se río, ambos subimos al segundo piso y sus papás se quedaron abajo, no tenían muchos clientes hoy, era un día piola.

Al llegar vi como todos los ingredientes que usaríamos estaban en la mesa, me llamaban la atención que fueran ingredientes chinos, aunque era algo obvio.

—primero hay que preparar la masa—me dijo lavandose las manos e invitándome a hacer lo mismo, para luego dirigirnos a la mesa y empezamos a hacer lo que decía, terminando con una bonita masa blanca y esponjosa.—ahora hay que dejarla descansar unos diez minutos.

—he querido preguntarte esto de un principio, por qué yo?—dije y el alzó una ceja, y le dije que me refería a la galleta.

—si te soy sincero note algo diferente en ti, suena cliché, pero te juro que fue así, cuando nos mirábamos sentía algo, algo placentero, bonito, real—me dijo y yo sólo asentí.

no te enganchí weonaa, vay a sufrir.

—la masa ya estará lista?—dije rompiendo el silencio a lo que él asintió y nos levantamos juntos.

Él tomó la masa entre sus manos y con un uslero empezó a estirarla, para luego cortarla en cuadrados algo grandes y decirme que hacer.

—tienes que poner lo que quieres adentro, por ejemplo si a tu amiga le gusta la nutella y las frutillas puedes ponérselo—me dijo y como me imaginé que sería, lo hice—que weaa eri seca.

—lo sé—le dije y el sonrió de lado, achinando aún más sus ojos.

tan bonitos.

Finalmente salieron 6 mochis y él los tomó y los metió a un tipo de olla, en donde se cocerían. Tuvimos que sentarnos a esperar de nuevo.

—por qué decidiste hablarme?

—curiosidad...

—te arrepientes?

—por ahora no.

—crees que en el futuro lo hagas?

—no tengo expectativas.

—por qué?

—porque si las tienes te desilusionarás.

—pero no conmigo.—me dijo seguro, y sonreí.

Ojitos de alcancía [terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora