十六

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Tomando aire, entre a su local cómo la primera vez, él estaba atendiendo una mesa, así que fui a sentarme a una desocupada para que pudiéramos hablar sin interrumpir su trabajo.

Quería quitarme esta culpa de encima, la cuál era sin razón.

Al llegar me miró sonriente, y note algunos moretones que su clara piel, cosa que me llamó la atención.

—Jian? Qué te pasó?—pregunté mirando sus brazos, me preocupó mucho.

—Disculpe pero, quién es usted?.

Ojitos de alcancía [terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora