Melodías entre rutina.

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Parecía que mis días eran todos iguales, luego de la escuela iba a casa para almorzar para después ir a clases de piano, mi rutina siempre era igual, parecía que no tenia más tiempo para nada solo para el piano, era agotador y por mi horario era Dificil hacer amigos, no podía ir a fiestas de mis compañeros por practicar en el piano, no pude hacer amigos durante la primaria pero...Acaso...¿mi rutina era mala?.

No lo sé, llámenme loco, pero no me parecía mal estar todo el día en el piano, solo quería poder aprender nuevas melodías de Ludwig van Beethoven, Wolfgang Amadeus Mozart y Richard Clayderman, quería poder tocar como ellos y componer canciones increíbles pero claro, la melodía que más quería aprender era la de mi abuelo, aunque mi rutina era muy ocupada no me sentía asfixiado o mal, yo elegí ese camino y decidí que no me rendiría aunque fuera muy duro.

Mis manos y mis pies dolían  de tanto practicar, no me podía detener, el escuchar el sonido que cada vez se hacía más perfecto, poder tocar grandes melodías a mi propio ritmo, ganar premios y premios y ver a cientos, miles y millones de personas aplaudiéndome, era como un sueño, pero yo solo podía ver a tres personas entre esa multitud, allí siempre estaban Mamá, Papá y Mili, ellos tres eran los que me daban la fuerza de seguir y cuando tenia el privilegio de poder acompañar a Mili y subir juntos al escenario, eso era maravilloso pero lo que más llenaba mi corazón no eran esos premios o esos reconocimientos, no eran esas cientos de personas que me veían y no era solo que ellos tres estuvieran allí, era algo más profundo, algo más que no entendía, me sentía tan libre y vivo cuando tocaba el piano, siempre antes de entrar leía la carta del abuelo y la abuela que recibí para mi primer concurso, sus palabras son cortas pero tan claras y fuertes, aunque a la vez eran suaves y dulces.

"Nuestro Muy Querido Gran Pianista: Nos sentimos muy orgullosos de que estes aquí pero recuerda debes tocar música para sentirte libre, para ser feliz y salvar a otras personas, que no te ciegue la fama y los premios, recuerda pequeño que siempre se debe ser humilde, sabemos que lograras grades cosas, no te detengas querido y sigue, da todo de ti y jamas te rindas, con amor tu querida abuela y tu abuelo el pianista".

Así fue toda mi primaria y comenzando la secundaria no cambio mucho, el club de música clásica es genial, logre entrar a la orquesta, tengo la oportunidad de dirigir la orquesta del club, no sé lo que me espera pero sé que no me rendiría.

Oye, ¿Tú... Me...Escuchas...?.

¿Escuchas Mi Melodía?.

La suave influencia de tú melodía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora