『16』

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- ¿La encontraste? – la voz de Zabini se hace presente cuando entro a la sala común.

- Sí.

- ¿Y qué pasó?

Vuelvo a mirar a Zabini cuando noto que se acerca lo suficiente para que nadie más escuche lo que voy a responder, pero se equivoca si cree que le voy a decir algo.

- No es de tu incumbencia.

- Eres un malagradecido, te ayudo y ¿cómo me pagas? Dejándome sin chisme.

- Zabini, te pagué con dos favores, no te hagas el pobre. 

Frunce su ceño.

- ¿De verdad no vas a decirme?

- No.

Doy la vuelta mientras formo una leve sonrisa al recordar lo que había hablado con Elena. Debo admitir que me alegra un poco más de lo normal el haber arreglado las cosas.

- Bueno "señor Berrycloth" – vuelvo a mirar a Zabini mientras entrecierro mis ojos, él forma una leve sonrisa mientras alza sus hombros - ¿qué?

- No me digas así.

- Pero si te gusta.

- No.

- Bueno. 

Mientras me alejo de la sala, analizo el nombre que me acaba de dar "Señor Berrycloth". ¿De verdad?

- No es que su apellido no me guste – pronuncio con determinación mientras me doy la vuelta para encararlo – pero si aquí uno debe llevar el apellido del otro sería Elena, ella sería señora Malfoy, Elena Malfoy, no al revés.

La sonrisa de Zabini se ensancha al escuchar mis palabras y me doy cuenta que consiguió lo que realmente quería... y por primera vez en mi vida siento cómo mis mejillas se enrojecen al notar lo que he dicho, es una estupidez, pero al parecer eso es suficiente para que me avergüence.

- No vuelvas a hablarme, Zabini.

Tomo el rumbo que ya tenía planeado y llego a mi habitación, apenas entro me lanzo a la cama y trato de calmar todo mi cuerpo.

Al día siguiente me desperté más contento de lo normal, puede que haya tenido algo que ver con cierta... personita que estudia en la casa azul, pero no voy a decir su nombre

Porque si dice su nombre sonríe

Al llegar al comedor lo primero que mis ojos buscan es su silueta.

Miro entre las túnicas de color azul aquel cabello que a veces se ve un poco ondulado y otras veces es completamente lacio, busco esa silueta que a veces parece que esta iluminando todo a su alrededor, la busco a ella.

La encuentro, pero... no está feliz, de hecho, se ve bastante triste, parece que está aguantando las ganas de llorar pero finge con una sonrisa para que nadie más lo note, pero yo lo hago.

Se que no está feliz porque soy experto en ocultar emociones, porque sé que ahora su corazón debe estar ardiendo, pero no quiere sentirse vulnerable ante el resto.

Su amiga le estaba contando algo y ella trataba de ponerle atención, asentía con su cabeza, pero en sus ojos estaban perdidos, casi como si estuvieran pidiendo ayuda a gritos, la salvaría, pero acercarme a ella demostraría que me interesa, y aún no estoy listo para demostrarlo.

La clase de McGonagall pasaba demasiado lento para mi gusto, en especial porque mi idea era estar cerca de Elena para poder joderle o competir por puntos para nuestra casa, pero no estaba.

Había venido a clases solo por verla, y la muy malagradecida había decidido no llegar.

Una parte de mi sentía que se debía a su padre lo último que me dijo era que se encontraba en una situación delicada

¿Te vas a ir sin despedirte? |Draco Malfoy|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora