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[Narra Aitor]

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[Narra Aitor]

Cuando me enteré de que Rebeca había muerto, fue como si me hubieran clavado una estaca en el corazón, me quedé en shock, paralizado.

Después de lo ocurrido decidieron cerrar el campamento, lo cual me pareció bien. No quería seguir allí, el sitio en el que mi novia se había suicidado.

Cuando me dijeron que Rebeca se había suicidado, no entendía el por qué. Rebeca era una chica normal, a veces hacía cosas raras, pero nunca me contó que le estuviera pasando nada grave.

La policía dijo que junto el cadáver había un libro, el cual contenía diversas retorcidas formas de morir. Eso me desconcertó, porque nunca supe de la existencia de ese libro.

Nunca se me olvidará esta fecha, el 13 de agosto. Este fue el día que se celebró el funeral.

Al funeral fueron su familia y sus amigos.

Nico y Alejandra me acompañaron en este duro día.

Ellos estaban tristes, pero no tanto como yo.

Yo al fin y al cabo era su novio.

Yo compartí momentos bonitos con ella, los malos, los momentos de inseguridad, también sentíamos placer juntos.

Yo era una de las personas más importantes de su vida y nunca entenderé porque hizo lo que hizo.

­— Hola Aitor, dijo Nico.

— Hola, dije tono triste.

— ¿Qué tal estás?

— Mal, aún no lo he superado.

— Tío es normal, era tu novia. Tú la querías mucho. Ese sentimiento durará un tiempo, pero verás que con el tiempo se ira esa tristeza. Sabes que nos tienes para lo que necesites.

— Gracias.

— Hola Aitor.

— Hola Ale.

— Vamos adentro ya se puede ver a la muerta.

— Ir yendo vosotros, necesito tomar aire fresco, ahora cuando me encuentre mejor iré.

— Vale.

Estuve un rato fuera porque no estaba preparado para ver a Rebeca en el ataúd, muerta. Tenía miedo.

Después de unos diez minutos me decidí a entrar para poder despedirme de Rebeca como Dios manda.

Cuando la vi, me asusté. Estaba pálida y tenía un ramo de flores blancas cogidas con las manos.

Verla así me apenó más de lo que estaba y tuve que salir porque no podía seguir allí.

Estuve llorando un rato fuera. Lo necesitaba.

La rosa y la dagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora