2. La Boda

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CAPÍTULO 2: La Boda

***NamJoon***

La impotencia que siento cada vez que escucho a Jiminie llorando es difícil de describir. No entiendo como el rey puede ser tan cruel con alguien tan dulce como el príncipe que nunca ha tenido la oportunidad de defenderse.

He cuidado a Jiminie desde que éramos niños y he descubierto que es imposible estar con él y no amarlo, pues su dulzura es casi palpable. Cada sirviente del castillo lo adora y lo cuida, existe sólo una persona de la cual no podemos protegerlo y es justamente él quien lo hace sufrir...su padre.

Cuando veníamos camino a la oficina del rey, todos los sirvientes nos miraron con pesar, pues sabían lo que iba a suceder.

- No más...no por favor...papá...


El llanto roto de Jiminie parece ser más intenso hoy, eso quiere decir que el rey está realmente enojado, y yo estoy aquí sin poder hacer nada.

Incluso si entrara ahora y le arrebatara a Jimin, lo único que lograría sería que me arrojen en un calabozo en donde nunca más pueda cuidar ni acompañar a Jimin...eso es incluso peor, ya que soy su única compañía, su única familia.

Hubo un momento de silencio y luego escuché al rey llamándome. Entré tan rápido como pude y la imagen era tan desoladora como imaginaba.

Jiminie estaba en el suelo, con los pantalones abajo. Las marcas rojas del cinturón estaban marcadas en sus muslos y parecían brillar en su piel de porcelana.

- Intentó levantarse, pero no pudo - dijo mirando a Jimin - creo que me he excedido un poco.

Su sonrisa desagradable hizo que se me revolviera el estómago.

Me acerqué y levanté a Minie que tenía el rostro lleno de lágrimas. Le subí los pantalones y tomé su capa que estaba sobre la silla.

- Ya que el príncipe es incapaz de obedecer, te haré a ti responsable por él - dijo con su voz tan desagradable.

Jimin debe quedarse en su habitación hasta la hora de la boda. Si lo veo deambulando por el castillo te haré presenciar la ceremonia de consumación para luego cortarte la cabeza...¿entiendes?

- Si su Majestad - respondí intentando no cambiar mi expresión.

- Ahora desaparezcan de mi vista.

Tomé a Jiminie en brazos y salí de ahí antes de que el rey cambiara de opinión. Era un hombre cruel y siempre temía que se le ocurriera una forma nueva para atormentar a Minie.

 Era un hombre cruel y siempre temía que se le ocurriera una forma nueva para atormentar a Minie

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Mientras caminaba, podía sentir las pequeñas manos de Jimin aferradas a mi ropa. Aún seguía llorando y lo envolví con la capa para evitar que los sirvientes vieran sus lágrimas, aunque al verme pasar todos sabían o imaginaban lo que había sucedido.

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