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May estuvo enamorada de Ash.

Ella sí recuerda el momento en que sus sentimientos empezaron a aflorar. Fue un flechazo casi a primera vista, aquella vez en el laboratorio del profesor Birch cuando el oriundo de Kanto se quedó dormido junto a su Pikachu luego de que este tuviera problemas a consecuencia de la sobrecarga de su poder. Notó en él la amabilidad con la que trataba a su Pokémon y la valentía con la que se enfrentó al Team Rocket solo por el bienestar de Pikachu. Era un muchacho ya con experiencia en viajes, algo infantil pero, aún así, una increíble persona. Del mismo modo, el cómo se volvió alguien digno de admirar para su hermano Max y la pasión por sus sueños le hacían alguien cuyos pasos a seguir y hasta creer que era atractivo.

Ese enamoramiento juvenil, sin embargo, no salió a la luz, pues era notorio que él ni siquiera le daba un segundo de su vida al tema del amor y ello, para una romántica como May, fue desilusionante. Le dolió, claro que sí, pero ¿qué sentido tenía si no notaba nada de interés por parte de él? No quería arruinar la amistad que habían forjado. Cuando se separaron, sintió su corazón hacerse trizas. Sin embargo, decidió que lo superaría y que guardaría el recuerdo de su primer amor en lo más profundo de su ser. Ya en Johto, lejos de Ash, vivió nuevas experiencias que le hacían olvidar (u ocultar) qué fue de tal sensación hacia el entrenador de Pueblo Paleta, quedando como algo efímero que pasaba de vez en cuando por su mente, cuando miraba el listón o al añorar sus recuerdos de entrenadora novata.

Es en esa región donde su mayor rival comenzó a hacerla sentir diferente. Drew, quien viajaba por Johto también, había comenzado a compartir muchos momentos con ella, quizá incluso más que Ash. La ojiazul se preguntaba si se estaba volviendo a enamorar y, que de ser así, no pensaba dejar ir esa oportunidad. LaRousse terminó por conquistar su corazón después del Gran Festival de dicha región, dónde el ojiverde se quedó a reconfortarla por haber logrado ser finalista, dándole un ramo de rosas que sonrojo a la joven como nunca antes alguno de sus anteriores regalos le había hecho sentir.

Ella se decidió por revelar sus sentimientos algún tiempo después, luego de confirmar que el peliverde no era indiferente de ella. Una tarde soleada en Sinnoh en un paseo donde estaban solo ellos. Lo demás, fueron días de dicha para la ojiazul.

Y al primero a quien tenía que contárselo era a Ash.

¿Por qué? Pues era su amigo más cercano, y siempre le comentaba los sucesos más importantes en sus viajes. Así lo hizo, y el chico la felicitó como ella esperaba.

Entonces por qué... ¿Por qué se sintió decepcionada de la respuesta del azabache?¿Qué es lo que esperaba? Sacudió su cabeza, ella ya no sentía nada por él. Cuando estaba con Drew, ella no recordaba para nada a Ash, eso era verdad: amó a Drew con locura y sinceridad.

Y May pensaba que él a ella también.

Pero, un día, simplemente le dijo que la relación no daba más.

La joven quedó destrozada. Sintió que el mundo se le vino abajo. No entendía ni comprendía qué estaba pasando.

¿O quizá sí? No eran la pareja perfecta, por supuesto que existieron peleas o desacuerdos, pero ella creía que eran algo que se solucionaría rápido. Así mismo, el acuerdo que hicieron de no viajar siempre mucho para evitar la rutina de algún modo podría haber sido el causante de un alejamiento que no había notado hasta ahora, pues, el amor lo puede todo, ¿verdad? Es lo que leía en los cuentos cuando era pequeña.

Así que, cuando este le terminó, ella exigió saber el por qué.

— Ya no siento lo mismo.

Reparar tu corazón [Advanceshipping]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora