Banshees

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Al recuperarse se levantó y siguió caminando sin mirar atrás. Pasaron las horas y la escasa luz desapareció por completo, sintió cansancio y hambre. Para él no era difícil conseguir comida pero el ataque en el rio lo había hecho desconfiar de cada centímetro del bosque. Decidió ignorar el hambre y simplemente dormir. Se recargó en un árbol y cerró los ojos quedándose dormido inmediatamente.

Despertó a la mañana siguiente con el macabro canto de un cuervo que lo miraba desde una rama seca a unos metros de distancia. Se puso de pie y después de estirarse y tallarse los ojos, se puso en marcha.

Pasadas las horas caminando, el bosque parecía no tener fin. Zoram estaba sediento y fatigado. De pronto sintió una comezón insoportable en todo el cuerpo, se miró los brazos y estos estaban totalmente llenos de ronchas que al rascar se enrojecían y sangraban. Apresuró el paso tratando de ignorar la irritante sensación en su piel. Cerca de él escucho voces agudas que le causaron escalofríos.

--Ey, ¡Zoram!—exclamó una voz chillona y burlona. Zoram se quedó quieto ¿Cómo podía una criatura del bosque conocerlo?

Lentamente se dio media vuelta y busco con la mirada al dueño de esa voz. Miró durante unos segundos hasta que localizó en el costado de un árbol a una criatura humanoide de apenas 20 centímetros, con piel gris, garras largas y filosas, ojos pequeños y totalmente negros, orejas puntiagudas y cabeza calva. La criatura lo miraba fijamente y hacia que su piel se erizara, sintió sudor frio cayendo por su nuca.

La criatura hizo algo parecido a sonreír y luego emitió un grito agudo al que se unieron varias voces más. De atrás de los árboles que lo rodeaban salieron montones de criaturas que se dirigían corriendo hacia él mostrando sus afilados dientes. Treparon por su ropa y comenzaron a rasgarla, trató de correr pero sus pies estaban sujetados y calló al suelo, una vez ahí, esa clase de "Duendecillos" treparon a él y rasguñaban su piel haciendo que esta sangrara a causa de las extrañas ronchas que habían aparecido. Zoram se puso de pie y trató de quitárselos pero eran demasiados duendecillos y fácilmente lo derribaron otra vez. Se arrastró hacia un árbol y estando junto a él, se puso de pie y se lanzó con toda la fuerza que pudo hacia el árbol aplastando así a varios duendecillos que cayeron inertes al suelo. Comenzó a tomar duendecillos y a estrellarlos con fuerza contra el tronco del árbol hasta que pudo levantarse y correr, no obstante los duendecillos seguían corriendo tras él y el dolor que le producían las cortadas hacían que corriera lento y casi tropezara. A lo lejos vio un árbol que fácilmente podía trepar, subió a toda velocidad. Para los duendecillos no era difícil trepar un árbol y en pocos segundos ya estabas subiendo por sus talones pero algo los detuvo; en la sima del árbol había 6 cuervos cantando, los duendecillos al verlos bajaron del árbol y volvieron al lugar del que habían salido. Zoram siguió trepando sin siquiera notar a los cuervos que habían ahuyentado a los duendecillos y se sentó en una rama lo suficientemente fuerte para soportarlo, respiraba pesadamente y su corazón aún estaba agitado sin mencionar el gran dolor que le causaban los rasguños en la piel. Minutos después bajó del árbol y siguió su camino.

Caminaba cojeando de un pie pero las cortadas ya estaban sanando y el dolor era mucho menos fuerte. Algo bueno había sucedido con el ataque de los duendecillos: Le habían asegurado que iba en la dirección correcta.

Siguió caminando y a lo lejos escuchó el llanto desconsolado de un niño. Tuvo el impulso de ir pero no había razón para que un niño estuviera solo en ese lugar. Después a ese llanto se le agregaron aullidos y sollozos. Gritos monstruosos y desconsolados se aproximaban a él. –Banshees—pensó

Siguió caminando atemorizado pues según las leyendas, las banshees anunciaban la muerte. Cada paso que daba hacia que los pies le temblaran, los gritos era más claros y más fuertes.

--Set... set...--se escuchaba como susurros entre sus llantos. Zoram se quedó frio al escucharlas.

--Set... Set...--repetían

Estaban anunciando la muerte de Set. Algo dentro de Zoram se rompió: su esperanza. Si Set moría significaba que no lograría encontrar a su demonio y eso solo podía significar que el también moriría. Calló de rodillas y lágrimas amargas brotaron de sus ojos, tenía miedo y su pecho dolía. Las voces seguían anunciando su muerte y Zoram cubría sus oídos para no escuchar. Set... Set... ¿Set? Abrió los ojos. Las banshees solo pueden anunciar la muerte de algún miembro directo de la familia de quien las escucha, en otras palabras no podía anunciar la muerte de Set, no eran banshees.

Zoram se limpió las lágrimas y siguió caminando. Los llantos seguían haciéndose más fuertes y esos solo aumentaba la ira que Zoram sentía, su pecho ya no dolía, ahora sentía algo cálido en el estómago, solo sentía ira. Un grito de frustración salió de él y corrió golpeado el suelo con fuerza, corrió hacia esos gritos y, para su sorpresa, se encontró con varios cuervos. Cuervos que producían esos sonidos monstruosos, corrió y los ahuyentó dando manotazos y gritándoles. Los cuervos volaron lejos de él produciendo sus sonidos habituales esta vez.

Zoram se sentía furioso pero a la vez aliviado. Siguió caminando mientras la luz del crepúsculo se extinguía.


La historia casi llega al final. Muchas gracias por leer. No olvides apoyarme con un voto :)


El Bosque de los DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora