VI - "Corazón"

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(๑′ڡ‵๑)۶४४yϋᵐᵐӵ♡॰⋆̥

Era hora de patrullar, Daredevil había guardado a Matt Murdock en el closet donde las identidades secretas debían estar; justo al lado de su decena de palos para ciegos. Sin embargo, las cosas no iban bien, se suponía que Matt Murdock, un Beta que a la tierna edad de diez años se vio involucrado en un accidente radioactivo que lo volvió invidente y cambió su jerarquía a la de Alfa. Pero ya habían pasado muchos años desde aquellos días y ahora solo era otro vigilante tratando de separar su vida normal de la heroica, lo cual se estaba volviendo bastante difícil si es que podía dar su humilde opinión. Daredevil detuvo su andar por los edificios, sus sentidos por fin estaban captando lo que tanto buscaba: Eran latidos, latidos de alguien que conocía lo suficiente como para poder encontrarlo en medio de una ciudad cuyo significado del sueño le era desconocido. El Alfa se escondió en una azotea no muy lejana de la posición donde aquella persona espiaba a su aparente objetivo.

—Nunca puedes elegir el camino fácil ¿Verdad? —se regañó a sí mismo mientras rememoraba los meses previos a su actualidad, tratando de recordar el movimiento exacto que lo arrojó a ese destino tan problemático que estremecía cada fibra de su ser por sentimientos tan confusos de los que antes no se preocupaba. Lo pasado, pasado se queda, él lo sabía muy bien aunque tampoco es que le interesara.

Era noviembre y su bufete acababa de ganar un caso importante en contra de una clínica por mala praxis, los afectados tendrían una cuantiosa suma de retribución y ellos estaban un escalón más cerca de ser la firma de abogados más importante en el estado. Sí había un momento y lugar para celebrar era ese ¿No? Ahí lo había encontrado. Sin quererlo había tomado un descanso en la barra y la persona que vino a sentarse al lado suyo captó la total atención de sus sentidos en un santiamén, después de eso todo se volvió un poco confuso. Una conversación sin sentido comenzó, los tragos siguieron uniéndoseles (todos por su parte según indicó la cuenta en su bolsillo al día siguiente) y lo que comenzó como un intercambio de información entre desconocidos, siguió con rosas y anécdotas disparatadas e inconexas donde el encanto de Matt Murdock no desaprovechó ni la más mínima oportunidad para aparecerse. ¿Qué fue lo siguiente? ¡Ah, sí! Sexo en su departamento. Fue bueno, Matt no recordaba mucho, pero debió serlo como para que tuviera que reemplazar la cama rota y las sábanas rasgadas; sin duda alguna podría decirse que en esa alocada noche no todo había sido perdida y costos que normalmente no se permitía, ya que en su mesita de noche pudo encontrar un papel con un número de teléfono marcado a tanta presión que para Matthew fue fácil leerlo. El abogado recordó sonreír y llevar el papel a sus labios, se le había impregnado la fragancia de aquel Omega que se dio a la fuga antes de que llegara el alba. Daredevil sonrió por la dulce nostalgia de aquellos días que percibía lleno de ignorancia en los que prepararse para sus siguientes casos y conseguir una cita con el hombre del bar le parecía lo más importante. Su objetivo pareció moverse para ajustar la mira de su francotirador, luego volvió a su quietud sin notar en lo más mínimo a quien le espiaba desde las sombras. El justiciero se relajó y dejó a su mente divagar otra vez.

Habían tenido esa cita, claro que sí y a esa cita le habían seguido otras citas que siempre terminaban como esa vez en la que se conocieron, Matthew Murdock en verdad que había caído por ese hombre. Aún a día de hoy no lograba captar el por qué de ello, pero así eran las cosas y así de desarreglada había quedado su vida. Y la verdad es que no podía echarle la culpa al Omega enteramente, fue Matt quien ignoró la parte de sí mismo que era una prueba del bolígrafo humana, él ignoró a dónde se iba el hombre después de pasar la noche con él y él fue quien tras finalmente aceptar los hechos no fue capaz de controlarse a sí mismo. El gran problema se había desatado unas semanas atrás cuando había salido a patrullar, por primera vez pudo sentir a través del mapa que su sentido del tacto trazaba a su alrededor a un conocido hombre armado con una escopeta de corto rango que hizo explotar el cráneo de un mercenario que buscaba desviar la mira del cañón antes de que las balas le atravesaran: Demasiado lento. Daredevil se quedó hecho un piedra desde su posición, era la primera vez que se encontraba tan cerca de quien se había ganado el nombre de Castigador en las calles, el Matt detrás de la máscara quiso hincarse sobre el suelo y vomitar todo el contenido de su estómago, se sentía mareado y la cabeza le daba vueltas sin cesar. El Omega con el que había estado saliendo desde hacía tiempo no se detuvo en ningún momento, por lo que a su paso solo se pudieron escuchar gritos, súplicas, plañidos y disparos constantes. Al final, su Omega fue el único que sobrevivió a aquella masacre llevada a cabo por sus propias manos.

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