¿Por qué lo dejaron?

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Bajó la mirada al leer aquella pregunta, sentía como su respiración comenzaba a fallar, su vista se nublaba por cada segundo que pasaba, un nudo en su garganta se formaba y un hilito de voz salía de su boca cuando trataba de hablar.

"¿Por qué lo dejaron?"

Su corazón había sido perforado con una estaca de hierro y ahora dolía, le dolía mucho. Había abierto aquella herida que todavía no estaba curada.

Sus ojos se llenaron de lágrimas saladas y empezaron a mojar sus mejillas.

Lo único que podía hacer en ese momento era sonreír, ¿Por qué? Lisa era feliz, y si ella era feliz, entonces Jennie también.

Jennie era muy orgullosa y el tiempo había comenzado hacer efecto en la relación que tenía con Lisa. No era lo mismo y eso le dolía, sin embargo, no hacía nada al respecto. Ella esperaba que de un día a otro, su relación con la tailandesa mejorara, pero a su suerte, no fue así.

Hasta que llegó aquel día donde todo terminó.

No había hablado con la tailandesa por 3 días seguidos, no tenía ganas de hacerlo y sabía que Lisa tampoco tenía ganas de hacerlo, estaba a punto de dormir en su habitación que se encontraba en el segundo piso cuando escuchó piedritas que golpeaban su ventana.

¿Quién mierda era? Volteó a un lado, donde tenía su reloj digital en su mesita de noche.

2 A.M

Soltó un quejido al ser obligada a enfrentar a la persona que golpeaba su ventana con piedras.

Se acercó a la ventana echando humo por las orejas y vio a Lisa parada frente a su casa.

Si fuera en otro momento de su relación, estuviera feliz de verla pero en ese momento lo único que podía pensar era... ¿Qué hacía tan tarde?

Bajó a la primera planta para que la rubia pudiera entrar a su casa. Se saludaron con una sonrisa triste y ambas caminaron en silencio hasta la pequeña terraza que tenía la morena.

Se sentaron en el piso, quedaron frente a frente y desde ahí se podía admirar el cielo nocturno que adornaba su ciudad.

—¿Qué hacías despierta a esta hora? -Lalisa fue la primera en romper aquel incómodo silencio. Jennie señaló el libro que estaba sobre su mesita de noche.- ¿Qué tal el libro?

—Interesante. -Respondió cortante.- ¿Qué haces aquí?

—Quería verte, Jennie

—¿Verme?

—Sí, quería verte. -Aclaró Lisa con una mirada triste.- Quería hablar contigo sobre algo importante.

—¿Algo importante? -Lisa asintió.-

—Nuestra relación. -En ese momento, Jennie sintió como su corazón dejó de latir por un momento.- Jennie... yo...

—Solamente dilo.

—Creo que deberíamos separarnos. -Lo había dicho. Lisa lo había dicho y Jennie sentía como su corazón se desmoronaba con el paso de los segundos.- Esto no está funcionando... y y-yo, lo lamento.

—Lisa

—¿Uhm?

—¿Por qué? ¿Me dejaste de amar?

—Jennie

—¿Hice algo mal? Lisa, yo... lo siento.

—Jennie... no hiciste nada mal, lo hiciste bien, solo que... mi corazón pertenece a otra persona. -Lisa quiso tomar las manos de ahora su ex novia, pero Jennie las alejó rápidamente.- Jennie, te amo, créeme que te amo pero, te amo como una amiga...

—Está bien. -Suspiró Jennie y le regaló una sonrisa triste con los ojos cristalizados.- Lisa... ¿Eres feliz? -Lisa negó con la cabeza baja- ¿Por qué no?

—Porque te estoy dañando. Jennie soy un mal para ti.

Lisa tenía razón, le estaba dañando de una manera pero, Jennie amaba ese dolor.

—A partir de esto. ¿Serás feliz?

—Eso es lo menos importante. ¿Estarás bien?

Jennie asintió

—Tú... ¿Serás feliz' -Lisa asintió derramando una lágrima.- Con eso basta. Si tu serás feliz, entonces yo también.

—¿Tú también?

—Sí. Lisa, lo único que me importa es verte feliz. -Hizo una pausa de unos segundos y para Lisa, esos segundos fueron eternos.- Aunque yo no sea la razón de tu sonrisa.

—Lo siento...

—No importa

—Jennie. -La coreana le miró y Lisa se estaba arrepintiendo de su decisión.- ¿Puedo abrazarte antes de irme?

Jennie asintió. Lisa se fue acercando hasta ella, se unieron en un abrazo donde Lisa podía sentir el corazón de Jennie latir con fuerza. Era su último abrazo, era su despedida. Se separaron lentamente, y Lisa quería besar su mejilla antes de irse pero Jennie se lo impidió.

—Creo que deberías irte.

—Si... debería irme.

Lisa metió sus manos a sus bolsillos y caminaron juntas hasta la salida. Jennie abrió la puerta y Lisa salió, empezó a caminar y Jennie solamente veía como se iba alejando con cada paso, hasta que, la tailandesa se giró y le regaló su última sonrisa.

-Te amo... Manoban.

Un sollozo salió de su boca. Se encontraba destrozada, sin importar el paso de los días, semanas, meses e incluso años, le seguía doliendo.

—Te sigo amando, Manoban.

"Encontró el amor en otra persona"

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Abran la herida. | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora