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—Tengo un plan y no puedes decir que no. —Yangyang comenzó a negar rápidamente y su mejor amigo puchereó, cruzándose de brazos. —¡Liu Yangyang!

—No voy a decirle, Winko. —El mencionado “Winko” se cruzó de brazos. —Ya tengo un plan y, además, tus planes siempre incluyen que yo actue muy “ooc”.

—Todo tú eres un “ooc”, —Sicheng le lanzó un cojín que tenía en su cama y Yangyang se rió. —no tienes necesidad de actuar rudo con él, ¡e igual lo haces! Atraes más a las chicas que a Kunhang.

Estaban en la casa de Yangyang, como todos los domingos, simplemente pensando en qué hacer. Sicheng era su mejor amigo en todo el mundo y, también, el único que tenía, puesto que no contaba ni a Ten ni a Mínghào como sus amigos, puesto que ambos eran sus hermanos, bueno, en el caso de Ten hermanastro.

Y Yukhei no era su amigo, era el idiota primo del chico que le gustaba y nada más, así que el único amigo que tenía era Sicheng.

Sicheng siempre fue su complemento en muchos aspectos, sus personalidades eran extremadamente parecidas, pero mientras Yangyang era un pesimista de lo peor, Sicheng era tan optimista que hasta daba pena verlo, además, Sicheng no le tenía miedo al amor, se enamoraba muuuuchas veces y jamás temía expresar lo que sentía y Yangyang... Tiene salud. A veces, Yangyang cree que Dios le mandó a Sicheng como su karma, como para decirle “¡Mira! Este serías tú, pero eres un cobarde”, porque aunque eran parecidos eran taaaaaan diferentes.

La forma en la que se conocieron fue curiosa.

—Sólo invítalo a salir. —Soltó Sicheng, saltando en la cama, haciendo volar su cabello rubio por todos lados y Yangyang hizo tal cara, que el mayor se soltó a reír. —Sí, mira, dile que... ¡Quieres ser su amigo! Arreglar las cosas y todo eso.

—Mala idea.

—¡Yo puedo ir contigo!

—Malísima idea.

—¡Oh, vamos! Espera. —Antes de intentar hacer su berrinche, Sicheng chasqueó los dedos. —Lo tengo.

Entonces sacó su teléfono y comenzó a teclear rápidamente.

La primera vez que Sicheng y Yangyang se vieron, Yangyang le dijo que no necesitaba su ayuda y que se fuera a la mierda, todo esto con seis años y Sicheng se fue completamente herido y no le volvió a hablar.

Hasta que se reencontraron, en la secundaria y Yangyang se disculpó, comenzaron a platicar, luego a comer juntos y, para cuando Yangyang quiso darse cuenta, Sicheng ya estaba en su habitación, en ropa interior preguntándole qué película quería ver y llamaba a la madre de Yangyang, mamá, como si fuera su madre.

Luego, Sicheng se enteró de que la verdadera razón por la que lo trató así fue porque le había parecido muy lindo y no supo qué hacer.

Y sip, su primer fracaso amoroso en la vida se convirtió en su mejor amigo diez años después, ¿qué si Sicheng era su karma? Joder, claro que sí.

—Ya está, —Sicheng sonrió, de aquella forma en la que se parecía al gato Chesire de Alicia en el país de las maravillas y Yangyang temió por su vida. —está hecho.

—¿Qué cosa? —El rubio se puso de pie, Yangyang lo siguió con la mirada hasta que él se detuvo frente a su gaveta de las películas, sacó una y se la enseñó. Yangyang se puso pálido y Sicheng se rió. —Dong Sicheng, no hiciste eso.

—Sí, si lo hice. —El mayor estaba sosteniendo en sus dos manos la copia de la película “La cita perfecta” de Netflix, lo cual obviamente indicaba lo que había armado.

Y Yangyang sabía exactamente con quién, así que Yukhei ya no tenía trabajo. Él iba a encargarse de eso.

iii/iv.

Candy ⇢ HenYangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora