44

406 87 58
                                    

Al día siguiente, Kunhang le llevó un bolígrafo, tal como había dicho que haría, pero las cosas se pusieron... Incómodas.

En realidad ya estaban incómodas, con Kunhang evitando tocarlo todo el tiempo o procurando no quedarse a solas con él. Entendía porqué lo hacía, aunque eso no hacía las cosas más fáciles, se sentía muy triste porque ahora Kunhang lo ignoraba y Yangyang desde no principio nunca quiso eso, por eso no era su amigo en primer lugar y lo trataba mal, así no tendría que pasar justamente por lo que estaba pasando en ese momento.

—Bienvenido a la heladería “Candy”, —el cliente que pasaba a través de la puerta no se veía bien, así que cuando Yangyang vio que se trataba de Dejun, bufó. —ah, sólo eres tú.

—Sí, sólo soy yo. —Dejun miró a Kunhang, que estaba sentado al otro lado del mostrador con expresión aburrida, al parecer no estaba consciente de lo que pasaba a su alrededor. El mayor volvió a verlo y Yangyang frunció los labios. —Vengo a hablar contigo.

—¿Conmigo? —Dejun asintió y Yangyang miró a su reloj de muñeca, fingiendo que tenía que consultar si tenía tiempo para ello, luego volvió a verlo. —Bueno, ¿qué quieres?

—Salir.

—¿Perdón?

—Ajá, —Dejun señaló a la salida de la heladería. —¿vamos?

Aunque Yangyang tenía sinceros deseos de preguntar sobre qué trataba todo, decidió no hacerlo y sólo salir del mostrador para seguir a Dejun a la salida.

Hasta ese momento Kunhang se dio cuenta de la presencia de su amigo y los miró irse, pero no hizo ningún comentario al respecto, cosa que Yangyang agradeció porque temía que las cosas se pusieran aún más incómodas si Dejun mencionaba porqué quería hablar con él.

Porque sí, sabía porqué Dejun quería hablar con él, era obvio. Si Kunhang se había enterado de lo que sentía desde antes de que se lo dijera, probablemente Dejun también lo sabía desde antes y, ya que era mayor que él, quizás quería darle consejos o algo así, algo relacionado directamente con Kunhang.

Dejun se inclinó en la pared al lado de la heladería y lo miró, Yangyang se plantó frente a él, con las manos metidas dentro de los bolsillos de sus pantalones, esperando a lo que Dejun tuviera que decirle.

Si era sincero, Dejun nunca se había caído mal, simplemente le tenía envidia porque él era cercano a Kunhang y pasaba con él la mayor parte del tiempo. Era tonto y Yangyang lo sabía, pero no podía evitar sentirse así, ahora sólo le quedaba tratarlo igual que siempre, ¿no? Aunque ya no era tan grosero con él, su madre estaría muy escandalizada si supiera que trataba a sus mayores así.

—Quería decirte que... —Dejun miró hacia la entrada de la heladería, soltó un suspiró y lo miró de nuevo antes de hablar. —Seas paciente. Ya sabes, con Kunhang.

—¿Por qué? —No quiso que su pregunta sonara agresiva, pero tampoco puedo evitarlo una vez que salió de su boca. Dejun alzó ambas cejas, pero no dijo nada. —Él está ignorándome, creo que es justo que lo haga igual.

—Él no está ignorándote. —Dejun se rio de forma nerviosa, como si el pensar que Kunhang lo ignoraba fuera una tontería, Yangyang lo miró con las cejas alzadas y él suspiró. —Bueno, sí, está ignorándote, ¡pero no quiere hacerlo!

—¿Ah, no? —Yangyang se cruzó de brazos, mostrándole que estaba escéptico.

—¡No! —Dejun bufó, mirando a la heladería de nuevo y bajando la voz esta vez.  —Él sólo está pensando, ¿sí? No quiere dejar de ser tu amigo, pero tampoco quiere lastimarte.

Yangyang también miró a la heladería entonces, Kunhang miraba hacia el suelo con expresión ausente, parecía que estaba teniendo muchos colapsos mentales a la vez.

Regresó la vista a Dejun y él le sonrió.

—Él me... —Yangyang bajó la mirada al suelo. —Me lastima más estando así que diciéndome la verdad.

—Lo sé, pero él no. —Dejun le puso una mano en el hombro y Yangyang la miró. Por un momento su reacción fue sacudírsela, pero finalmente decidió mirarlo a la cara y dejarlo así. —Por eso te pido que le tengas paciencia, a veces es un poco idiota, pero sé que encontrara la forma de que ustedes sigan siendo amigos.

—Bueno...

—¿Por qué no lo invitas a salir? —La voz de Dejun sonó animada, luego se dio cuenta de que eso podía tener doble significado y carraspeó. —Es decir... Ya sabes, como amigos. ¡Puedes aclararle eso si quieres!

—Es una buena idea, pero creo que estoy bien. —Yangyang también carraspeó, mirándose los zapatos con nerviosismo. No hablaba mucho con Dejun así que se sentía incómodo, principalmente porque él lo había tratado mal antes. Al final, levantó la cabeza y le sonrió. —¿Quieres salir tú conmigo?

—¿Yo? —Dejun se señaló a sí mismo y fue divertido verlo, Yangyang soltó una risita que se le contagió al mayor.

—Sí, —Yangyang se rascó la nuca, sabiendo bien que estaba muy nervioso como para mirar a Dejun a la cara por más de cinco segundos contados. —sé que no somos amigos, pero sería mejor que no saliera con Kunhang por ahora y... Tú eres su amigo...

—Creo que entiendo. —Dejun se detuvo a sí mismo, sacó un bolígrafo de los que había en su camiseta, tomó su brazo y procedió a escribir en él. Cuando Yangyang tuvo su brazo de vuelta, tenía escrito el número de Dejun en el antebrazo. —Te llamaré al rato, ¿sí? Para salir.

Entonces Dejun se fue y Yangyang pudo regresar a su trabajo, donde Kunhang tenía la pregunta grabada en la frente, probablemente sobre qué habló él con Dejun, pero no hizo ninguna pregunta, sólo miró los dígitos en su brazo y, al reconocerlos, frunció el ceño.

i/ii.

Candy ⇢ HenYangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora