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El verano estaba cerca, ya no hacía tanto frío todo el tiempo, las personas cada vez más se olvidaban de sus bufandas y se paseaban más por la heladería, lo cual permitía que Kunhang se sintiera más útil y pudiera ignorar a Yangyang todo el tiempo, como antes.

Aunque claro, seguía sin haber tanta gente como en verano, porque todavía era invierno, incluso había nevado los últimos días, como si el invierno dijera "Adiós. Ah, se crean, aquí sigo".

Kunhang esperaba ansioso el verano, porque hacía al menos unos veintiún años que no tenía novia, como que ya venía siendo tiempo de despedirse de la soltería, ¿No? Durante el verano habría muchas chicas y él tendría tiempo de conquistar al menos a treinta, de esas elegir a una y hacerla su novia. Sencillo.

—Bienvenidas a la heladería "Candy"— dijo Kunhang, con su usual tono de voz animado y alto, las chicas se miraron entre ellas y luego a él—. ¿Qué helado les gustaría ordenar?

—Creímos que era una cafetería— comentó una de ellas, de cabello rojo, mirando hacia todos lados, confundida.

—¿Quieren ir a una?— el pelinegro recargó ambos codos en el mostrador, intentando sonreír de manera coqueta. La verdad, no había coqueteado mucho en su vida. —Porque sé dónde hay una excelente.

—¿En serio?— esta vez había hablado la chica rubia, Kunhang asintió—. ¿Dónde?

—En el local 502 de este centro comercial— estiró una de sus manos para tocar su cabello, siendo detenido por la estúpida gorra de marinero que formaba parte del uniforme. Maldijo en voz baja, pero siguió sonriendo—. Y, sí ustedes gustan, yo podría-

—Gracias por decirnos— chilló la pelirroja, corriendo hacia la salida con su amiga pisándole los talones—. Volveremos. Otro día.

—O no— la rubia sonrió, cerrando la puerta detrás suyo y huyendo, como sí Kunhang fuera a dejar su puesto para ir tras ellas.

Pfff.

—Quédate donde estás.

—No iba tras ellas.

—No dije que fueras a hacerlo— Yangyang, quien había estado sentado a un lado del mostrador leyendo una revista, la bajó para verlo a los ojos—. Dije quédate donde estás. Nada más.

Yangyang sonrió, como en una burla silenciosa de haberlo atrapado coqueteando en el trabajo. Kunhang bufó.

Candy ⇢ HenYangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora