Tomándose de las manos

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Ya saben que KNY pertenece a la coco, yo sólo los uso para jugar.

Prompt: holding hans. Espero lo disfruten

Día 1: Tomándose de las manos

A pesar de ser ciego, Himejima veía de otras formas; sus otros sentidos estaban aumentados y había desarrollado uno propio que le permitía sentir ciertas vibraciones producidas por la gente. Si supiera de ello, diría que se parecería a la forma de guiarse de algunos animales, como los murciélagos, pero Gyomei no conocía aquello, tampoco le importaba. Para él era tan natural como respirar.

Himejima veía más de lo que el resto imaginaba y no se molestaba en aclarar su percepción de las cosas. Disfrutaba las cosas simples, como acariciar gatitos y "observar" a sus compañeros Hashiras, aunque ellos no supieran que los estaba "viendo". Había perdido a tantos que estaba pendientes de ellos para saber si se encontraban bien, todo lo bien que se puede estar con el peso que cargaban.

Así había logrado entender a varios de ellos. El más simple era Iguro con su amor correspondido por Kanroji, aunque ninguno se confesaba. A veces pensaba que debería ayudarlos con ello, pero luego pensaba que no era necesario, lo harían en el momento justo.

Sin embargo, había uno al que no entendía del todo. Tomioka podía ser muy cerrado y eso lo ponía triste, sobre todo porque Kagaya-sama deseaba verlo sonreír. Gyomei y los demás Pilares lo intentaron todo para cumplir con la petición del patrón, pero nada dio resultados con el Pilar del Agua y eso había provocado el actual desastre que tenía frente a él. Rengoku había tenido que intervenir y atrapar a Shinazugawa para evitar que terminara abalanzado sobre el pelinegro y ahora una discusión entre Rengoku, Uzui y el albino llenaba el ambiente.

Gyomei se fijó en que todos rodeaban al Pilar del Viento, salvo Tokito, Shinobu y el causante de tantos problemas, Tomioka. Decidió que era hora de llamar al orden entre sus colegas, pero notó que su anterior protegida se acercaba al pelinegro; Himejima sabía que Shinobu disfrutaba hablando con el Hashira del Agua, ella era de las pocas personas que lograba hablar con él, a pesar que la charla solía ser un monólogo más que una conversación normal y cuando Tomioka decidía contestar, solía ser con monosílabos o frases cortas que daban paso al silencio. Sin embargo, Kochô no se dejaba intimidar por su indiferencia y siempre volvía a la carga.

Himejima sabía que ella era terca y que lo que había comenzado siendo una que otra frase suelta sin respuesta por parte del pelinegro, había derivado en charlas cada vez más extensas (no extremadamente largas, pero si eran todo un logro si recordabamos que se trataba del taciturno Pilar del Agua) y en que la participación del mayor aumentaba cada vez más.

Sus sentidos se pusieron alerta, ya sin importarle el resto de sus colegas, sólo necesitaba saber qué pretendía Shinobu. Realmente le gustaría cumplir con la misión encomendada por Oyakata-sama y lograr que ese muchacho oscuro sonriera.

― Realmente sabes hacer que todos te odien, Tomioka-san. ― Gyomei se descolocó por las palabras de la menor de las Kochô y terminó juntando sus manos a la altura de su pecho, dando una plegaria silenciosa para evitar más conflictos.

― A mi nadie me odia ― respondió Tomioka y el Pilar de la Roca terminó girando su rostro hacia el sonido de las voces, con un gesto de sorpresa aún más grande en sus facciones, que supo disimular a tiempo. A veces, realmente creía que el Pilar del Agua o era muy inocente o muy idiota; lo mejor sería rezar por la inocencia de Giyuu, pensó, por lo que levantó sus manos unidas y llevó su frente a ellas, aumentando la intensidad de sus plegarias.

La risa cantarina de Shinobu atrajo nuevamente su atención y su percepción le dijo que el humor de ella estaba comenzando a cambiar. Gyomei sabía que la pequeña Kochô solía esforzarse mucho y que vivía imbuida en ira, pero había notado que cuando interactuaba con el sombrío Pilar del Agua, su olor y la vibración con que la percibía, cambiaba. Al comienzo era sutil, tan tenue que se escondía entre la furia que solía poseerla, pero cada vez era mayor el cambio.

Gyomei sabía que cuando Shinobu estaba con Tomioka, era feliz. Su vibración subía y su olor...no sabría describirlo, simplemente eran chispas alegres que le recordaban su propia felicidad perdida. Le gustaba saberla bien al lado de él.

― ¡Claro, por eso Rengoku-san tuvo que detener a Shinazugawa-san! ― exclamó, sarcástica y el Pilar de la Roca supo que el pelinegro había puesto una cara de fastidio. ¿Cómo lo sabía? no era claro, simplemente era su intuición y su forma de ver el mundo. Sin embargo, Himejima sabía que tras esa apariencia indignada, Tomioka se sentía bien, se estaba divirtiendo junto a Kochô y eso lo puso feliz.

Con una pequeña sonrisa en sus labios, el Hashira más fuerte del cuerpo de cazadores, rezó por la felicidad de sus dos colegas. A Himejima le gustaba que ambos vibraran tan armónicamente cuando estaban juntos y si supiera describir colores, diría que juntos eran de un rosa brillante. Y si Mitsuri supiera aquello, diría que es amor, pero Kanroji siempre dice que todo es amor. Por algo es su título como Pilar, en cambio, Gyomei no podría asegurar algo así de esos dos -de partida, dudaba que ellos entendieran el concepto de amor romántico-, pero le agradaba saber que eran felices juntos. Aquello era más importante y valioso que cualquier etiqueta.

― ¡Déjame, Rengoku! ¡Voy a matar a ese idiota descerebrado!― gritó Sanemi, logrando que todos volvieran a centrar su atención en él, salvo Tokito, él seguía pensando en nubes. Himejima suspiró, el Pilar del Viento siempre daba problemas con su mal genio y eso lo hacía añorar a la pequeña Kanae, ella siempre había logrado calmar al albino.

― Creo que lo mejor es que nos vayamos, antes que te alcance ― escuchó decir a Kochô y no pudo evitar voltear al lugar del que provenía su melodiosa voz, sorprendiéndose de lo que sus sentidos estaban captando.

Shinobu había tomado la mano de Tomioka y éste, tras un instante de vacilación, apretó la de ella, provocando una sonrisa verdadera en la pequeña Hashira; quien terminó por guiarlo fuera de ese salón, lejos del conflicto causado por el Hashira del Viento.

Gyomei se sorprendió que la relación de ambos estuviera tan avanzada como para permitir tal cercanía física. Shinobu podía ser amable y romper los límites de los espacios personales del resto, generalmente, colocándose detrás de ellos, pero Tomioka se caracterizaba por poner distancia entre todos y cada año su aislamiento era peor. Sin embargo, percibir la calidez entre ambos le agradó y fue él quién terminó sonriendo ampliamente ese desastroso día.

El Pilar del Agua no estaba tan solo como pensaba, aquella pequeña mariposa era su compañía más valiosa.

Me obsesioné con Himejima shipping, btw, qué cosa más difícil manejar a Gyomei, disculpen los errores. Amé escribir esto jeje y espero que les gustara, aunque cortito, es trabajo honesto. BTW, mucho amorcito en estas fechas xD.

Instantes [GiyuShino]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora