Instantes [GiyuShino]

Malentendido

Reconozco que este es mi cap fav y amé escribirlo, espero que lo disfruten.

Prompt: Malentendido

Debí poner esto en el cap anterior, pero me estoy basando en cosas del manga, los fanbook y así, por si no quieren spoiler. Y espero no caer en OoC, pero puede que si haga xd y lo lamento.

Por cierto, muchas gracias a quienes leen y comentan! me animan mucho

Día 2: Malentendido

A Giyuu no le gustaba hablar, era consciente de su falta de tacto y de que solía no saber explicarse bien. Más de alguna vez había causado un malentendido, por ello, optaba por el silencio. Sin embargo, le agradaba que otros le hablaran, a pesar de no saber bien qué contestarles, añoraba la calidez que el resto le entregaba cuando lo tomaban en cuenta, a pesar de no considerarse merecedor de ello, porque era indigno de su puesto de Hashira y, por ende, indigno de interactuar con sus colegas.

Así solía sentirse Tomioka, por ello siempre guardaba silencio y terminaba creando conflictos involuntarios y un aura de arrogancia que estaba lejos de ser su realidad. Esa supuesta arrogancia había causado que se ganara el odio de dos de sus compañeros Hashira, aunque -probablemente- Iguro lo hubiera odiado igual, sólo porque la bella Kanroji solía acercarse a él. Sin embargo, si el resto supiera sus verdaderos sentimientos, aquellos que cubría con sus capas de silencio y su actitud imperturbable -como la superficie calmada del agua- terminarían por golpearlo y decirle que aquello eran tonterías, que él era un digno Pilar de los Cazadores de Demonios y que dejara de ser un idiota.

Pero la culpa y la vergüenza habían crecido con Tomioka, aunque si se dispusiera a recordar, sabría que su amigo Sabito le diría que fuera un hombre y asumiera con honor y valentía su puesto de Hashira, porque él -Tomioka Giyuu- era su dueño legítimo. Sin embargo, la torpeza del pelinegro impedía que cualquiera de estas cosas sucedieran y esa misma torpeza le volvería a jugar en contra ese día o, tal vez, no.

Giyuu apreciaba hablar con Rengoku, el cálido y entusiasta Pilar de la Flama, aunque no era bueno contestándole, valoraba que siempre lo tratara bien y lo incluyera y aquella ocasión no era distinta. Kyojuro lo había buscado, en su residencia, al día siguiente de esa extraña reunión de Pilares en que Shinazugawa se había enojado con él, quién sabe por qué razón. Misma reunión en que Iguro lo había terminado insultando y mirando turbiamente.

― ¡Tomioka, la actitud de Iguro y Shinazugawa no estuvo bien! ― comenzó a decirle el rubio y Giyuu volvió a preguntarse por qué siempre gritaba, pero no se molestó en consultarle, no era tan importante ―. Hay que intentar llevarse bien entre todos.

Giyuu se quedó viendo al sonriente Hashira y no supo qué contestar. Si Rengoku sólo lo había buscado para decirle eso, sería mala educación comentarle que no era necesario, que la actitud de ellos no tenía que ver con él. ¿Cómo explicarle que no entendía la causa de la molestia de ambos y que no se lo tomaba personal?

Kyojuro se quedó viendo al inexpresivo pelinegro, notando cómo su rostro estaba imperturbable y, lejos de imaginar los conflictos internos que tenía para contestarle, pensó en lo difícil que era lograr hablar con él. Sin embargo, no le molestaba, sabía que Tomioka era muy trabajador y eso ya hacía que le agradara.

El Pilar de la Flama lo esperó pacientemente, con su sonrisa perpetua adornando sus facciones, y cuando lo vio abrir levemente su boca supo que la espera acabaría pronto, pero la persona que se acercaba a ellos llamó su atención.

― ¡Ah! ¡Es Shinob...!― No pudo continuar, Tomioka justo habló.

― Realmente su desesperación es increíble ― comentó Giyuu, pensando en que Shinazugawa solía armar escándalo, aunque Iguro también vino a su mente y terminó diciendo ―. Su paciencia es poca, prácticamente de su tamaño.