Adiós

7 0 0
                                    

Pasaron los días y yo seguía de novia con Demian, iba a visitarlo varias veces a su casa y pasábamos las horas caminando por ahí o recostados en el parque mirando al cielo y hablando.

Hoy al encontrarnos fuera de la universidad me llevó hasta su casa, me quedé en la entrada mirando al rededor. No sé porqué pero me entró la curiosidad de ver una de esas fotos familiares de cuando uno es niño que los papás siempre suelen poner. Quería verle en su niñez.

Entonces entró un hombre mayor, el que supuse era su padre.

— Hola, Buenas tardes — Me dijo

— Buenas tardes— Le respondí algo tímida.

Luego salió Demian.

— Jej ya se conocen, Lucy ven, vamos — Me dijo

— Hey, pórtate bien — Le dijo el hombre a Demian.

— Si viejo — Le dijo Demian mientras me cogía de la mano y salíamos de la casa.

Caminamos por ahí dando vueltas sin rumbo. Me gustaba estar con el, porque muy rara vez nos quedábamos sin tema para hablar, me hablaba de cualquier cosa, de libros, de películas, inclusive de su familia aunque respecto a ese tema si se afligía un poco.

— ¿Y tu mamá? — le pregunté —  Nunca le he visto en tu casa—

— Oh no, yo no vivo con ella, ella tiene otra familia. — Me comentó. Ups, creo que no fue la pregunta correcta.

— Vivo con mi padre, mi madrastra y mi hermana — Terminó de decir. No sabía que tuviere hermana y menos una madrastra...

— Oh vaya, bueno un día de estos puedes presentarme a tu hermana... — le dije suavemente

— Ha ha, que te voy a presentar a esa loca — Me dijo riendo. — En serio Lucy, ella esta muy loca. — dijo aún riendo. Yo le correspondí con una sonrisa confundida.

Caminamos hasta llegar a un pequeño parque y nos sentamos en el césped. Hoy decidí traerle un chocolate, no sé si le gustara pero bueno,  ¿no se supone que eso hacen los novios? Al fin y al cabo tampoco sé mucho de eso...

— Mira Demian, te traje algo — Le dije mientras sacaba el chocolate de mi bolso y se lo daba.

Se quedó mirándome tiernamente y un silencio incómodo se alzó entre nosotros. Entonces me abrazó como si se tratase de la obra mas increíble de este mundo. 

— ¿Por qué eres tan hermosa? — Finalmente me dijo. Yo me sonrojé con su comentario, baje la mirada hacia mis manos y no supe que decir.

Nos recostamos en el césped y se quedó viéndome fijamente.

— Me encanta tu cabello. — Tenía sus dedos enredados entre mi cabello siguiendo las ondas que se formaban. Jamás hubiera pensado que le gustara, en lo personal yo no lo consideraba bonito ni nada de eso.

— Gracias, a mi... me encantan tus ojos — Dije, de nuevo sonrojándome. Pero si era cierto, me encantaba su mirada, sus ojos verdes, lindos y apacibles, me hacían sentir en calma, pero también me asustaban, seguramente por el hecho de que yo sentía que le estaba engañando y que por tal motivo, no podía corresponder a su amor.

Pues aunque pasara el tiempo con Demian divirtiéndome, recibiendo de él muestras de cariño y de amor, yo seguía sintiéndome incompleta, sentía que me faltaba algo muy dentro de mi corazón y sentía que todo esto estaba mal. Pero no entendía muy bien la razón.

— Ya cálmate Lucía, el tiempo lo arreglará todo... — Me decía para mis adentros mientras estaba recostada en Demian pensando en otra persona...

Estúpida AdolescenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora