Secretos

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Pasaron los días y cada día Ana María se apegaba más a mí... Me invitaba a salir con sus amigos, me invitaba a su casa y me contaba sus cosas y también me hablaba de lo decepcionada que estaba de Scarlett.

Sin embargo, un día cansada de escuchar solo sus quejas acerca de ella, le obligué a que me contase la verdad de aquella noche.

Es solo que... al saber el motivo de su decepción, en realidad quedé algo confundida... Pues, la verdadera historia de Scarlett, Julieth y los amigos de Felipe, me desconcertaba...

Aquellos chicos ricos, que se supone, eran de buenas familias y por tal, eran educados y respetuosos. Luego de irsen con ellas a quien sabe donde a las 3 de la mañana un sábado, les tomaron fotos a ambas, semidesnudas, atadas con quien sabe que cosa y en las más vergonzosas de las poses, para luego burlarse de ellas en sus momentos libres.

Dios sabe que cosas les hicieron a esas chicas y la verdad es que la confesión de Ana María me partió el alma y me inundó un sentimiento de angustia y miedo muy profundo.

Sin embargo, el decir de Ana María era que ellas eran unas 'Perras', y que su novio y sus amigos, estaban completamente avergonzados de ellas... que oficialmente eran llamadas 'zorras' entre ellos... y que, por tal, jamás querían volver a verlas en las fiestas, ni en ningún lado, de ser posible.

"Causaban vergüenza".

No entiendo... realmente, no puedo entender, como es que Ana María aun escuchándose hablar, escuchándose contarme como prácticamente me decía que a esas chicas les hicieron cosas terribles... y aún así, estar del lado de esos seres tan... despreciables.

Que asco. Es que este mundo... realmente está al revés.

Cuando pasó la oveja a ser la mala y el lobo el pobrecito avergonzado que tiene que asesinarla...

¡Maldita realidad que nunca termina de gustarme! Pensé con furia en mi corazón.

A partir de ese momento, no pude ver a Ana María de la misma forma, no me gustaba su manera de pensar, no era lógico para mi... Es como si hubiera descubierto una parte suya, que realmente, me causaba pena.

Los días pasaron y aunque no volví a mencionarle el tema a Ana María, ya que no encontraba la manera de decirle que su pensamiento me daba asco, ella por el contrario, si estaba contenta de estar cerca de mí, aunque claramente no sentía que su acercamiento fuera sincero, la verdad, me empezaba a sentir más como un peón en su juego, su segundo plato... como siempre.

¡Ah! pero cual es la novedad, si total nunca he sido el primer plato de nadie. ¿Por qué lo sería de esta?

Así que decidí tratar de alejarme un poco y más bien acercarme más a Julieth, pues de todas, era la única que medio había estado conmigo, aunque siendo honesta nunca le correspondí de igual manera. Y lamenté eso tras enterarme de la horrible situación que vivió aquel sábado junto con Scarlett, a quien finalmente yo no quería, pero tampoco le deseaba tal mal.

Estábamos yendo para clase de inglés y le pedí que me acompañara a la cafetería a comprar un paquete de frituras y en el camino, decidí tomar aire y preguntarle sobre aquella noche.

—¿Qué fue lo que pasó Julieth? ¿Con los aviadores? —Dije con la voz como temblorosa. No sé porque me causaba tanta vergüenza preguntarlo, tal vez era por el hecho de que ya sabía cuál era la respuesta.

—No sé Lucy, pues cuando estábamos allá en la disco ellos nos dijeron que tenían una casa a las afueras de la ciudad y nos dijeron que continuáramos la fiesta, así que nosotras decidimos ir. — Me decía Julieth con un tono que sonaba muy inocente, pero con la mirada triste.

Estúpida AdolescenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora