¡Bienvenido a la Florería Zhong!

Nineteenth

Mark estaba asustado, más bien alarmado tras la llegada de un mensaje a su correo electrónico un domingo por la mañana.

Te buscan, están histéricos y decepcionados. Sabes que te apoyo y quiero que seas feliz, pero esto se está saliendo de control y las cosas terminarán peor, debes hacer algo para arreglar todo esto.

Una noticia terrible y él patético al pensar que podría librarse de sus obligaciones.

El Lee no tenía más familia que sus padres, no tenía más opción que acatar a todos sus mandatos, incluso si afectaban su sonrisa.

Jamás se le había pasado por la cabeza el huir, mas el impacto y la desesperación no le permitieron pensar bien. Lo hizo la misma noche en que supo que tendría que casarse con su amigo de infancia para que unieran sus compañías.

Lee Donghyuck era un persona increíble, un amigo incondicional y con un aura brillante que a cualquiera enamoraría, a cualquiera menos él.

Mark quería casarse por amor, deseaba que esa fuera su única libertad, pero sus padres jamás lo entenderían.

Lo lamento, te latimaré aún más si nos casamos. Cómo podrías sobrellevar el estar ligado al amor de tu vida y que éste no te ame. Perdóname, Hyuck, pero no quiero hacernos esto.

Aquella carta era muy simple, decía lo mismo que su alma, pero faltaba algo más. Entonces se le ocurrió que si quería darle una explicación sincera debía hacerlo junto con algo que el moreno amara: Flores.

Así llegó a la conocida y acogedora florería Zhong. El lugar donde se marcaría un antes y un después de su vida, mas no como él creía.

Se suponía que le haría caso a su amigo y volvería a su hogar para cumplir con la promesa hecha por sus progenitores. Jamás que una simple sonrisa lo derritiría y dejaría en jaque a su racionalidad.

Pero en cuanto escuchó de los riesgos que tomó el chino por amor, su visión sobre el futuro nuevamente cambió. Arreglar las cosas no significaba que tenía que sacrificar su felicidad y dejarlas como estaban tampoco le cercioraba que fuera feliz.

Tenía un plan, uno no tan extremista ni desquiciado, sin embargo, habían grandes probabilidades de una estadía permanente en casa de sus padre y no quería ilusionar a Chenle para que luego tuviera que darle la noticia de su boda.

Ya tenía todo preparado para desatar el caos en su hogar de años, no era su intención, mas era necesario.

Esperaba con su alma que el amor que juraban sus padres hacia él fuese lo suficientemente grande.