Fifteenth

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Jaemin miró con disimulo al menor pese a que éste no había notado su presencia por más de media hora y a que ya ni la musiquilla de la puerta le entusiasmaba. Estaba preocupado, horrorizado por verlo tan ensimismado.

Tal vez siempre quiso conocer más a aquel canadiense y por eso le dolió su partina, así como le rompió un poco su indiferencia tras haberse acostumbrado tanto a su amena compañía.

Quizá no estaría tan deshecho si no se hubiese enamorado.

Aquella idea le espantó en demasía y tuvo la sensación de un vacío abismal en su pecho. Ahora comprendía por qué su amigo estaba así, le había tocado aquella parte en la que la gente se sentía perdida, patética y olvidada: estaba viviendo eso llamado desamor.

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